Herraiz, sobre las personas que se quedan solas en Nochebuena: "Es un buen día para acordarse de ellos"

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Muy buenos días. Desde las SEIS te venimos acompañando en LA MAÑANA DEL FIN DE SEMANA DE COPE en este 24 de diciembre, es NOCHEBUENA, y por eso te agradecemos que hayas madrugdo con nosotros. un día para celebrarlo y compartirlo con mucha intensidad. También con generosidad porque, precisamente es lo que anuncia el NIÑO que esta noche vuelve a nacer.

El tiempo acompaña y nos espera un día muy similar al de ayer marcado por la ESTABILIDAD. A esta hora frío, se anuncian nieblas en la meseta norte y en el Valle del Ebro, pero, a medida que avance el día, el sol se hará fuerte. Si miramos las mínimas, se la reparten Soria y Albacete, con 4 grados bajo cero, y la máxima, 18 en Murcia, y 17 en Tarragona, Gerona, Málaga o Granada. Ya digo. Muy parecido a este sábado.

El calendario ha querido que la NOCHEBUENA caiga en domingo, la NAVIDAD en lunes y es el puente perfecto para los reencuentros. Para esos abrazos eternos en el hogar familiar y, si te anticipas, en los aeropuertos o en las estaciones de tren. Se van a seguir produciendo hoy, porque muchos no van a poder viajar hasta el último momento. Y la NAVIDAD es eso. Compartir y abrazar. Como Manuel a su sobrino, que, con el micrófono azul de COPE de testigo, le recibía en la estación de Atocha.

Unos que se van. Otros que llegan. Actividad frenética la que vamos a seguir viendo este domingo en las carreteras, aeropuertos y en las estaciones de tren. En las caras, esa alegría que alcanzan los que estos días pueden reencontrarse con los que más quieren. Y hemos vivido uno de esos momentos, que cada vez se repiten más en España. Son Consuelo, Gloria y Juan José. Son colombianos. Hacía más de un año que no se veían.

Qué familiares nos son a todos esos abrazos y esos reencuentros. Pues hoy se van a seguir repitiendo. Luego, aunque es domingo, van a abrir tiendas, grandes superficies hasta primera hora de la tarde, y algún que otro mercado. Otros, no, porque es domingo. Pero aquellos que elaboran comida preparada para aquellas mesas enormes, de veintitantos o incluso más, que no tienen más remedio que el plato principal se lo cocinen o se lo horneen, hoy también trabajan. Es el caso de Patxi, que tiene una alacena en OVIEDO.

Siempre hay por ahí algún GRINCH al que no le gusta la Navidad. Esos odiadores de estas fiestas tan especiales para los cristianos que están deseando que pasen cuanto antes. ¡No saben lo que se pierden! ¡No saben la alegría que desperdician!

Y luego están todas esas personas que van a pasar la NOCHEBUENA completamente solas en casa. Los últimos datos del INE reflejan un aumento de los hogares unifamiliares.

Es una soledad creciente que afecta, especialmente, a los mayores de 65 años. En la última década, el número de personas a partir de esa edad que viven solos se ha disparado más de un 20%.

Son más de dos millones de mayores que viven solos y si afinamos un poco más la edad, estaríamos hablando de 850.000 por encima de los 80 años. ¿Cuántos van a pasar esta Nochebuena en la misma situación que el resto del año? ¿Cuántos abuelos que permanecen en residencias o asilos no van a tener a nadie hoy o mañana les saque de allí para compartir la cena o la comida de Navidad con los suyos? Esto es imposible de determinar. Pero hoy es un buen día para acordarse de ellos, porque todos conocemos a alguien. O tenemos a alguien en la cabeza.

Por eso, a lo largo de esta MAÑANA DEL FIN DE SEMANA tan especial vamos a ir recordando algunas de las iniciativas para amortiguar esa soledad. Y ahí están los del teléfono de la esperanza, repartidos por toda España. En LOGROÑO, esta noche han organizado una cena con todos los que a lo largo de las últimas semanas les han llamado precisamente para eso: para no estar solos. Ana es una de sus voluntarias.

Ya ven. Distintos perfiles, pero un denominador común. La soledad no deseada. Y en muchos casos la necesidad de compartir; la obligación de acudir a cualquier ONG porque no tienen nada o casi nada. Esto es también la NOCHEBUENA. Porque la NAVIDAD no siempre es un cuento con final feliz, aunque el objetivo sea conseguirlo.

Bueno, ya te hemos contado muchas de las imágenes que se van a ir sucediendo a lo largo de este domingo. Los más previsores, madrugarán y comenzarán a prepararlo todo desde primera hora. Que luego llegan los vermús, los tardeos y la cosa se complica. Se echa la hora encima, te empiezan a llamar que están llegando y entran los nervios.

Y otra de las tradiciones ineludibles de la Nochebuena es el discurso del rey. Mensaje siempre, podrás seguir en aquí en Cope a las nueve de la noche. Será el décimo de Felipe VI.

Juan Carlos I comenzó a hacer esta intervención la noche del 24 en el año 1975, apenas un mes después de la muerte de Franco, precisamente para diferenciarse del dictador, que se dirigía a los españoles en Nochevieja. Y es verdad que, a lo largo de la historia, este discurso ha servido como termómetro de la situación política española.

Muy recordadas son, por ejemplo, sus palabras en 2011, en pleno escándalo por los turbios negocios de Iñaki Urdangarín.

Desde que hay registros de audiencia, el discurso de Juan Carlos I más seguido fue el de 1993, con más de 10 millones 200 mil espectadores y una cuota de pantalla del 94 por ciento. ¿Ha ido decayendo el interés? Se comprobará este año.

El Rey Felipe VI también ha tenido algunos discursos especialmente esperados desde el primero que pronunció en 2014. El más seguido de los suyos, con más de 10 millones 700 mil espectadores, fue el de hace tres años.

Pocos días antes de ese discurso, el Monarca renunciaba a la herencia de Juan Carlos I y le retiraba toda asignación por su relación con sociedades opacas. Aunque a esto no hubo referencia alguna.

¿Y este año qué? ¿Qué podemos esperar del discurso del Rey? Desde luego, no lo va a tener fácil. En primer lugar, cabe recordar que el Gobierno examina, enmienda y aprueba su contenido y forma desde 1979, tras la aprobación de la Constitución. Y, desde luego, si algo ha marcado este año son las cesiones de Sánchez a los independentistas tras las elecciones del 23 de julio. Especialmente esa ley de amnistía que, de alguna manera, contradice todo lo que dijo el propio Felipe VI en aquel histórico discurso del 3 de octubre de 2017, apenas dos días después del referéndum ilegal celebrado en Cataluña.

Es evidente que aquel discurso convirtió al Rey en el enemigo número 1 del independentismo. Desde entonces, los desplantes al monarca cada vez que ha visitado Cataluña han sido constantes. Precisamente porque Felipe VI fue en aquellas fechas el dique de contención de la España del 78. Su discurso fue el consuelo que necesitaba la España constitucionalista y provocó que cerca de un millón de personas se manifestaran, por dos veces, en las calles de una Barcelona que se llenó de banderas de España. Y, claro, aquello, no se lo perdonan. La realidad de estas fechas es que, seis años después, el propio gobierno de España ha comprado el relato del independentismo.

No se espera que el Rey vaya a abordar la polémica de la AMNISTÍA. Al menos, expresamente. Directamente. Pero sí que, como ha hecho en varios discursos en las últimas semanas, haga una llamada al consenso, al encuentro entre españoles. Que, en realidad, es el gran logro de la Transición democrática.

La propia constitución establece que el Rey, como Jefe del Estado, arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones. Así que, en estos tiempos de turbulencias en los que, desde el poder ejecutivo se pone en duda cuestiones esenciales de nuestro sistema, hace más falta que nunca la estabilidad que representa la monarquía. Que el Rey esté en su sitio cuando todo lo demás se tambalea es quizá el ancla que millones de españoles necesitan.

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