Herraiz, sobre la sequía en España: "Amenaza las cosechas, es un elemento más para redoblar la reivindicación"

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Muy buenos días. Desde las SEIS te venimos acompañando en LA MAÑANA del FIN DE SEMANA de COPE, en este primer sábado de FEBRERO, San Blas en el santoral, día muy celebrado en muchos pueblos de España, y que viene con tiempo anticiclónico. Sin más. Ni menos que lo que arrastramos ya durante un par de semanas. Las máximas van a llegar a los 21 grados en Sevilla, a los 20 grados en Valencia y Huelva, y a los 19 en un buen puñado de capitales como Barcelona, Córdoba, Murcia o Pontevedra.

Está claro que hoy hay que mirar al campo. Habría que hacerlo siempre, por aquello que hemos repetido más de una vez: Sin Agricultura no hay nada. Pero desde esta semana, el que mira con cierta preocupación es el Gobierno, que se ha puesto en guardia ante la ola de protestas que se le viene encima por parte de los agricultores.

Hasta ahora veía con no poca distancia, incluso con pasividad, las manifestaciones de Alemania, Bélgica o Francia. Tenían demasiados argumentos para su tranquilidad. España no es Francia… a los franceses se les respeta mientras que a los agricultores españoles se les ningunea… aquí las organizaciones agrarias NO tienen el mismo peso que los poderosos sindicatos del campo franceses… Y así una larga lista de razones que le ha permitido al ministro LUIS PLANAS poder respirar sin grandes preocupaciones.

Eso hasta esta semana, en la que viene comprobando posiciones que le inquietan. No tanto los movimientos que anuncian desde las organizaciones mayoritarias del sector, como ASAJA, UPA o COAG, sino por parte de agricultores que empiezan a organizarse al margen de las siglas. A estos, el Gobierno no les puede controlar y teme que la próxima semana la mecha prenda por toda España. Lo ha podido comprobar ya por varias provincias, como en Valladolid, donde una tractorada organizada de manera independiente por los agricultores provocaba grandes atascos en la capital del Pisuerga.

Y así en Salamanca, en León y en Zamora. También en Extremadura. O en Cataluña. Y la mayoría al margen de las organizaciones agrarias que este viernes se han reunido con el ministro. La respuesta que han recibido es marca de la casa. Como si PLANAS no llevara al frente del MINISTERIO DE AGRICULTURA desde 2018. Ahora parece que pasaba por allí sin más y que toda la responsabilidad, toda es de Bruselas.

Que se les escuche… que se les comprenda… Que, no, que lo que quieren es que el Gobierno español en primer término se implique y solucione. Vale que la política agrícola común es compartida entre la comisión europea y los estados miembros. Pero mirar ahora a Bruselas como el único responsable de todos los males que atraviesan los agricultores, justo, lo que se dice justo no es.

Y esa es la estrategia a partir de ahora, cuando se multipliquen las manifestaciones que ya están convocadas por toda España. Alguna bajo el paraguas de las organizaciones agrarias y otras, la mayoría, a través de convocatorias independientes, que movilizan agricultores a título individual a través de las redes sociales.

Estas marchas, estas tractoradas, son las que realmente preocupan al Gobierno. Sánchez y su entonces ministra de Transportes lo sufrieron en primera persona durante la huelga de transportistas de hace un año. Entonces, una pequeña plataforma independiente consiguió paralizar buena parte de España. Bastó que un camionero con carisma movilizara a los compañeros a través de las redes sociales y la huelga se hizo notar.

Aquel camionero, con amplias patillas, fue el verdadero quebradero de cabeza de aquellos días. Y la estrategia fue de manual. Descalificarle, decir que no representaba absolutamente a nadie o tildarle de facha. Las protestas de los agricultores no han hecho más que empezar, y en el Ejecutivo ya tiran de su argumento preferido. Los labradores y ganaderos que se manifiestan son de la ultraderecha. Lo ha dicho el delegado del gobierno en Castilla y León que es NICANOR SEN.

Al máximo representante del Gobierno de Sánchez en Castilla y León le ha faltado decir que detrás está el franquismo, el fascismo y todos esos tics que nos tienen tan acostumbrados. ¿Realmente se creen que todos los que han protestado y van a protestar estos días están vinculados con VOX?

Saben que no es así, que entre los agricultores que han salido y que van a salir a la calle habrá de todas las orientaciones políticas. Pero es la forma de anticiparse para desprestigiar la protesta.

De momento, las organizaciones agrarias ya le han dicho al ministro PLANAS que siguen con su calendario de manifestaciones. Y luego, sobre esas marchas independientes, tractoradas o cualquiera que sea la forma de manifestarse, pues habrá que ir viendo la dimensión que toman. Como siempre apuntamos: si hay violencia, perderán argumentos, que los tienen de sobra.

Las reivindicaciones las conocemos. La POLÍTICA AGRARIA COMÚN, la PAC es tan compleja como desigual. La inflación les está asfixiando, produciendo en muchos casos a pérdidas. Sigue habiendo una diferencia abismal entre lo que les pagan a ellos por la fruta, la verdura o cualquier producto del campo y lo que luego le cuesta al consumidor en el súper. Y hay una cuestión que no hay que obviar. Los burócratas de Bruselas, con el visto bueno de los países miembros, que no se esconda Planas, han impuesto al campo una falsa filosofía verde que les dificulta producir. Y cuando lo hacen es en clara desventaja con las condiciones que se exigen a terceros países, desde donde nos siguen llegando frescos que no han pasado por los rigurosos controles que nos imponen en el conjunto de la Unión.

Tú no puedes competir de igual a igual con mercados que no tienen límites en el uso de fertilizantes, por ejemplo. O donde los sueldos que pagan a los productores son ridículos.

O en los que las condiciones sanitarias o de emisiones de gases contaminantes están muy lejos de las que imponen en la Unión con el dichoso PACTO VERDE EUROPEO. Esto es para que en Bruselas se lo hagan mirar. Si permiten que entren y se vendan productos agroalimentarios de otros países, a los de aquí no les puedes exigir condiciones que les asfixian. La desventaja es evidente.

Los AGRICULTORES son conscientes de que este es su momento. Primero, por la repercusión que han tenido las protestas en Francia. Segundo porque en menos de medio año, hay elecciones europeas. No hay más que ver la reacción de esta semana de la presidenta de la comisión Ursula Von der Leyen, comprometiéndose a rebajar las trabas burocráticas. Y tercero. Arrastramos una situación de sequía que en puntos de Andalucía y Cataluña vuelve a amenazar de forma alarmante las cosechas, lo que es un elemento más para redoblar las reivindicaciones.

Y luego está el asunto de la AMNISTÍA. ¿En qué punto está? Tras el revolcón parlamentario de Sánchez de este martes, hay varios frentes abiertos. El primero es el pulso separatista. Con la mirada en las autonómicas de dentro de un año, los de ESQUERRA siguen con los reproches a los de JUNTS. Acusan al partido de Puigdemont de destrozar a mil familias con su NO a la amnistía. Este verbo tan apocalíptico, lo de destrozar, es de la factoría del periódico de La Vanguardia, que ya no saben cómo salvar al soldado Sánchez.

La proposición de ley será enviada de nuevo a la Comisión de Justicia, no sin las protestas de PP y de Vox, que denuncian lo que consideran una maniobra insólita. Hay dudas legales. Y estos dos partidos defiende que una vez la ley decae por mayoría absoluta de la cámara finaliza su tramitación.

Veremos si la próxima semana la presidenta Francina Armengol justifica con argumentos jurídicos su decisión. Y luego está el asunto del terrorismo. Esta semana el propio presidente ha salido para dictar veredicto, como un juez más.

No se trata de juzgar al separatismo en su conjunto. De hecho no es un movimiento homogéneo. Y a ahí está el pulso entre Esquerra y Junts. De lo que se trata es de juzgar actuaciones concretas como las de Tsunamic Democratic o las de los CDR. y esto se lo ha recordado Núñez Feijóo.

El argumentario de MONCLOA es claro. Y a la defensa del presidente ha salido una de sus más fieles, la actual ministra de Vivienda, Isabel Rodríguez.

Acabamos. Clamor popular. Toda España sabe que lo que hicieron los que preparaban acciones violentas o atentos con explosivos y sustancias incendiarias no es terrorismo. Además del bloqueo del aeropuerto del Prat, el corte de carreteras o las revueltas en las calles de Barcelona con técnicas de auténtica guerrilla urbana.