'La mañana Fin de Semana'

Fernando de Haro: “Primarias hasta el final"

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Fernando de Haro a las 8h, sábado 7 de julio de 2017

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

5 min lectura

Déjenme que les haga una confesión personal. Me pasa siempre que vengo de un viaje en el que he estado en una zona de conflicto, en una guerra, en un sitio donde la gente tiene problemas para comer o para vivir con dignidad. Me cuesta descomprimirme, veo las calles limpias de nuestras ciudades, los titulares de los periódicos y durante unos instantes pienso que estamos atascados en problemas irrelevantes, en quejas sin fundamento, en desencuentros absurdos. Hace unas horas estaba en Gaza, en una franja de terreno de 365 kilómetros cuadrados, donde viven dos millones de personas, viven o sobreviven. No hay luz, no hay saneamiento, hay muchos niños que no comen lo suficiente. Israel ha convertido Gaza en una gran prisión y el Gobierno islamista de Hamas instrumentaliza a su pueblo y alimenta su resentimiento. Una tragedia. Eso es lo que tenía delante de los ojos hace unas horas.

Me cuesta descomprimirme, pero aquí estoy y lo que pasa en España es importarte. Va a haber primarias hasta el final en el PP, después de la ajustada victoria de Soraya Sáenz de Santamaría, Pablo Casado, ha rechazado cualquier tipo de acuerdo o integración con la candidatura de Soraya.

Soraya insiste hoy en una lista única y desde las página del Mundo le ofrece sin nombrarlo a Casado la secretaria general del Partido. Soraya recuerda que ella ha sido la que ha ganado y pide unidad.

Hay muchas federaciones del PP que están pidiendo una lista única. No tendría sentido que después de todo lo que ha pasado el PP no fuera hasta el final con las primarias y llegara a un acuerdo con Soraya. Demasiado complicadas están siendo las primarias para que al final hubiera una candidatura única y se diera la sensación de que todo se ha cerrado en falso. El PP ha tenido problemas con la participación, han votado menos de 60.000 afiliados. Una participación menor que la que se produjo en las primarias del PSOE y de Podemos. Si ahora, en estas primarias, después de las de Hernández Mancha, a los compromisarios se les propusiera una candidatura única con Soraya Saenz de Santamaría al frente, después de haber sido la mano derecha de Rajoy durante 7 años, es fácil que muchos se sintieran desalentados. Soraya solo le ha sacado 1.500 votos a Casado, con lo cual es lógico que los compromisarios se vean libres de votar a uno u a otro. Con esa pequeña diferencia, si gana Casado no se podrá decir que en la segunda vuelta, el aparato, corrige a las bases. Hay quien tiene miedo a que seguir hasta el final con las primarias pueda suponer una ruptura de la unidad del PP. Ayer Feijoo, del que todo el mundo está pendiente, señaló con acierto que la unidad se puede recomponer antes del Congreso, en el Congreso, o después del Congreso.

Se puede recomponer antes o después del Congreso. En Estados Unidos, que es donde saben todo sobre primarias, se enfrentan sin tapujos y luego cierran filas. Ni en nombre de una unidad puramente estratégica, ni en nombre del miedo, el PP debería frenar el proceso que se ha iniciado con las primarias. El PP necesita como el comer la renovación, la apertura a la sociedad, el debate d e ideas. Soraya cuenta con el apoyo potente de la federación andaluza, con su experiencia, que también es un lastre, al frente del Gobierno. Casado puede enarbolar la bandera del cambio, puede sacar pecho por haber llegado donde ha llegado sin apoyo de los aparatos locales del partido y sin el apoyo de los ex ministros. Casado ha mostrado arrojo y ha intentado, frente a las sensibilidades más tecnocráticas, definir algo así como un ideario. Casado puede sumar a los que apoyaron a Cospedal y al resto de los candidatos. Casado y Cospedal suman el 60 por ciento de los votos, pero esto no es una segunda vuelta clásica. Porque los que votan en la segunda vuelta son los compromisarios.

Ya estamos en San Fermines.

Y, por desgracia, estas fiestas nos recuerdan la violación protagonizada por La Manada. Desde hace años se han puesto en marcha numerosos iniciativas sociales y políticas para prevenir las agresiones sexuales que se producen estos días. No solo en San Fermín tambien en otros pueblos de España. Se preparan guías, se distribuyen folletos, se ofrece formación a los agentes policiales, se facilitan las vías para formular denuncias. Todas esas iniciativas son necesarias porque nos encontramos ante un problema muy serio.

Las agresiones sexuales no se producen solo en San Fermines, tienen también lugar en otras fiestas populares. Toda agresión sexual es deleznable pero las agresiones y las violaciones de grupos de jóvenes suponen una degradación difícil de calificar. Y desde 2016, según las últimas estadísticas, se han registrado 5o ataques de este tipo.

Las medidas policiales son decisivas. Si se considera necesario modificar el código penal es necesario hacerlo. Pero todos tendremos que empezar a reconocer que en algo estamos fallando como sociedad cuando la intangibilidad sexual de la mujer sigue amenazada en ciertos contextos y cuando su libertad no es protegida de forma adecuada. Todo esto sucede cuando deberíamos tener la generación de jóvenes sexualmente mejor educada y más respetuosa. No es así. Las agresiones y las violaciones se producen por la reducción de la mujer a un objeto, por un atroz falta de respeto a su libertad. En muchas ocasiones nos falta sinceridad y determinación para ir hasta el fondo de estos ataques. El bien que hay proteger es tan importante que nos exige salir de los lugares comunes y revisar a fondo cómo educamos los adultos: qué estima por la libertad real transmitimos, qué imagen de la mujer, qué concepción de la fiesta.

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