Vila: “Para hablar del campo conviene empezar a escuchar a la gente que realmente vive en el campo”

Guillermo Vila también analiza la relajación de nuestro Gobierno ante las medidas para reducir el consumo energético que están adoptando otros gobiernos europeos

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Vila: “Para hablar del campo conviene empezar a escuchar a la gente que realmente vive en el campo”

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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En este domingo, otra vez, de muchísimo calor y, otra vez, de muchos incendios que asolan nuestro país en las últimas horas. Y, mira, deja que te cuente en primer lugar la historia de Carlos, un ganadero de Casas de Miravete, en pleno Parque Nacional del Monfragüe, en Extremadura. En la tarde del jueves fueron desalojados del municipio junto a todos los vecinos. Las llamas estaban devorando el espacio en el que habían crecido y en el que trabajaban con sus animales, a los que no pudieron atender durante largas horas de angustia. La verdad es que te pones en tu lugar... y qué rabia, qué angustuia tuvo que sentir Carlos cuando al regresar se encontró a una de sus yeguas muerta, calcinada, a muchos de sus animales malheridos y a ese bellísimo paisaje negro, echando humo.

Los que saben de campo son aquellos que viven en él

Pero esa rabia, la de Carlos, es la de mucha gente de nuestro campo que ven cómo con cada vez más frecuencia se les dan lecciones de ecología desde Madrid. Sí, a veces en el congreso escuchamos declaraciones llenas de buenos sentimientos que dibujan una realidad que no existe más que en sus pancartas. La vida en el campo es distinta a como la pintan. Es dura, maravillosa sí, pero dura... y los que allí viven saben mejor que nadie que los incendios se preveen en el invierno. Y esa prevención es la que ha faltado en Extremadura. Desde antes de la pandemia no se limpiaba el monte. Más de dos años. Los vecinos de aquella zona denuncian que no les dejaban hacer nada, ni labrar ni hacer cortaderos... aquello era un polvorín, lo avisaron hace pocas semanas, estaba todo sequísimo. En fin que ha pasado lo que tenía que pasar.

Es interesante esta desconexión entre lo que los políticos del medio ambiente dicen y lo que realmente pasa en ese medio ambiente. Al final es normal que muchos estén hartos.

Muchos están hartos porque España no se acaba en la M30. Y cada vez es más habitual, a poco que uno salga de los círculos donde nos movemos ese extraño ecosistema de políticos y periodistas, encontrarse con gente que no siente que hablemos de ellos. Que no les damos voz. Que hablamos de sus pueblos y le llamamos España vacía. Que les damos lecciones de cómo cuidar su monte cuando no hemos ido en la vida.

Por eso estos días, cuando las llamas están devorando sus vidas, están explotando.Y es que para hablar del campo conviene empezar a escuchar a la gente que realmente vive en el campo.

Bueno, en un instante recorremos España para contarte la última hora de los incendios que siguen activos, en Cebreros, en Extremadura, en Salamanca, en Mijas, en Galicia...

De la ola de calor al frío que está por llegar este invierno

Este episodio de fuegos generalizados llega en medio de una ola de calor larguísima que hasta mañana lunes nos deja temperaturas altísimas. Y fíjate qué curioso pero en medio de este calor tengo que hablarte también del frío. Del frío que cada vez parece más inevitable podemos pasar este próximo invierno debido a las restricciones de gas con las que veleadamente está amenazando Rusia. Los países más expuestos son Letonia, Lituania y Estonia, pero también Finlandia.... y Alemania, la gran locomotora económica europea. Enseguida vamos a marcharnos a Bruselas para que José Luis Concejero nos cuente lo que se va a aprobar allí esta semana: un plan que pedirá reducir el consumo energético. Por ejemplo, no poniendo el aire acondicionado por debajo de 25 grados en edificis públicos y centros comerciales o la calefacción por encima de 19.

Las medidas de los gobiernos europeos para reducir el consumo energético... ¿y en España, qué?

Los gobiernos de toda Europa están alertando cada día con mayor grado de detalle sobre lo que podemos hacer los ciudadanos para contribuir a ese descenso de la demanda energética. Dinamarca , por ejemplo, ha pedido a sus ciudadanos que reduzcan el tiempo que pasan en la ducha y que pasen de la secadora. El gobierno de Austria ha pedido que la gente revise sus sistemas de calefacción para reducir pérdidas. En Alemania la situación es peor: están solo a un paso del nivel que permitiría al Ejecutivo imponer restricciones al consumo. En Francia, después de nacionaliar del todo la principal empresa eléctrica, Macron presentó un plan de sobriedad energética. Y en Italia, el propio Mario Draghi planteó a sus ciudadanos esta disyuntiva: o temperatura confortable o armar a Putin en su guerra contra Ucrania.

En fin que, como ves, la cosa es seria. Por eso, me pregunto: ¿Y en España? Yo no sé tú, pero no tengo yo la sensación de que andemos por aquí con la misma preocupación que en el resto de Europa. Ni en el gobierno ni en la calle. De hecho, hay hasta quien se lo toma a chifla. Es verdad que ha habido algunas advertencias desde el Ejecutivo, algún llamamiento a la prudencia... pero poca cosa.

Y si es cierto que nuestra dependencia energética de Rusia es mucho menor, también lo es que vivimos en un mercado común y que, si en muchas ocasiones hemos disfrutado de la solidaridad financiera de las grandes potencias del centro y norte de Europa, lo mismo nos va a tocar devolver el favor en forma de gas. Y, en todo caso, aquí hay mucho de responsabilidad individual. La situación es grave y la energía es el arma de guerra más poderosa con la que cuenta Putin. Él lo sabe perfectamente. Ahora solo falta que nos enteremos nosotros.

Es verdad que cuesta imaginarse la España del frío en medio de este calor sofocante. Por cierto que ayer supimos que entre el 10 y el 15 de julio murieron en nuestro país 360 personas a consecuencia del calor. Solo el pasado viernes perdían la vida 123 personas.

La ola de calor provoca 360 muertes en España

Lo que nos tiene a todos preocupados, eso sí, aquí no hay duda... es lo de los precios. La iflación que está tirando a la baja todas las previsiones económicas. El viernes conocíamos las de la Autoridad Fiscal, mañana lunes hará públicas las suyas conocemos Funcas, la fundación de las cajas de ahorros. El del BBVA apunta a que España tendrá un crecimiento negativo el último trimestre de 2022 y el primero de 2023.

Pero, ya digo, la cifra que todos tenemos en la cabeza es la de la cesta de la compra. Ahí no hay macroeconomía que valga, porque lo vemos cada día: el aceite de girasol ha subido un 117 por ciento, la margarina un 75, las madalenas otro 75, los plátanos un 63 por ciento, la pasta un 59 por ciento.

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