LA NOCHE DE ADOLFO ARJONA

'El asesino de la baraja': un exmilitar egocéntrico que confesó sus crímenes por notoriedad

En 'La Noche de Adolfo Arjona' abrimos el expediente de Alfredo Galán, que mató a seis personas en Madrid entre enero y marzo de 2003

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'El asesino de la baraja': un exmilitar egocéntrico que confesó sus crímenes por notoriedad

Carmen Cerbán

Málaga - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

En la crónica negra de 'La Noche de Adolfo Arjona', abrimos un expediente que nos sitúa en el Madrid de 2003. A principios de aquel año, un asesino anduvo suelto, un asesino que firmaba sus crímenes dejando un naipe de la baraja española junto a sus víctimas. El autor de aquellos asesinatos era un exmilitar de 25 años llamado Alfredo Galán.

En la lista de víctimas de 'El asesino de la baraja' figuran seis personas, a las que este exmilitar mató en cuestión de semanas, entre enero y marzo del año 2003. Entre ellas no había ningún nexo: el asesino actuaba al azar, sin un patrón. La coordinadora del grado de Criminología de la Universidad Loyola de Sevilla, Blanca Martín Ríos, le contaba a Adolfo Arjona que aquello generó “mucha alarma social”.

VÍCTIMAS SIN UN NEXO

“Ante un delito, las personas tenemos un mecanismo de defensa y tendemos a pensar que no conozco a las víctimas, no frecuento esa zona, no tengo esa edad, esa nacionalidad... pero en este caso se producían muertes de diferentes personas, sin nada en común, en distintas zonas de Madrid”. “Se disparaba sin ton ni son, sin motivo, y lo que se podía hacer para estar a salvo era no tener la mala suerte de cruzarte con él”, añade la experta.

La firma de este asesino era una carta de la baraja española que solía dejar en el escenario del crimen: “No lo hizo siempre, pero era una forma de firmar los asesinatos que tienen los asesinos en serie”. Según la experta, en aquella época existía un alto grado de criminalidad en Madrid, con “una muerte cada dos o tres días” y por ese motivo los asesinatos de Alfredo Galán “tenían el riesgo de haber pasado desapercibidas entre todas las demás”. “Parece que empezó a dejar cartas para firmar sus asesinatos o intentos de asesinato”, explica Martín Ríos. La experta añade: “Los asesinos en serie suelen ser egocéntricos, entonces lo que quieren es presumir de sus crímenes”.

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LA INTERVENCIÓN DEL EJÉRCITO

Unos 150 agentes de Policía Nacional y Guardia Civil estuvieron implicados en algún momento en la investigación para llegar a aquel asesino que dejaba un naipe como firma de sus crímenes. Los investigadores llegaron a pedir ayuda al Ejército porque “los investigadores sabían que se trataba de una misma persona la que estaba cometiendo los delitos” no por las cartas, sino porque, por las balas y los casquillos que habían aparecido, habían identificado el arma, una Tokarev TT-33, “característica y diferente que no se encuentra en España”.

Es por ello que centraron la investigación “en los países que usan y que fabrican estas armas, lo que les llevó a los países del Este” y por ese motivo sospecharon que el autor podía ser “un militar que hubiera estado en misiones en estos países”. Se pidió un listado al Ministerio de Defensa con los militares que hubieran participado en misiones en esos lugares y otro de militares que padecieran algún trastorno psiquiátrico, aunque “solo en uno de ellos aparecía el nombre de Alfredo Galán”, un exmilitar de 26 años que había estado varias veces en operaciones humanitarias en Bosnia y que había vuelto con un serio trastorno y un cuadro de ansiedad.

EL ASESINO SE ENTREGA EN COMISARÍA

'El asesino de la baraja' se acabó entregando en la comisaría de la Policía Nacional de Puertollano la tarde del 3 de julio de 2003, cuando el propio asesino puso en bandeja a los investigadores la resolución del caso. “Cuando él vio que desapareció de las noticias, que fue sustituido por otras noticias de actualidad, en un momento de embriaguez fue a comisaría y confesó... diciendo que estaba cansado de la ineficacia policial”.

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“En principio no se le creyó porque estaba muy borracho y le dijeron que se fuera”, pero la coordinadora del grado de Criminología de la Universidad Loyola de Sevilla recuerda que “volvió y dijo que él era 'El asesino de la baraja', y le pidieron que diera datos”. Esa fue la clave, puesto que aportó datos que no habían trascendido a los medios de comunicación y que solo el responsable podía conocer.

Alfredo Galán, 'El asesino de la baraja', fue condenado a 142 años de cárcel. En 2028 llevará 25 años entre rejas y se prevé que para entonces pueda salir en libertad, ya que para entonces habrá cumplido menos de una quinta parte de la condena.

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