LA NOCHE DE ADOLFO ARJONA
Así es la vida en la cárcel del primer condenado a prisión permanente revisable
En 'La Noche de Adolfo Arjona' repasamos tres casos de la historia reciente de España que concienciaron a la sociedad
Málaga - Publicado el - Actualizado
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En 'La Noche de Adolfo Arjona' ponemos sobre la mesa tres casos que, como sociedad, nos hicieron ver las cosas distintas a como las veíamos hasta entonces. Recordamos tres casos que concienciaron a la sociedad.
Uno de ellos es el caso de un hombre que no tenía ningún trastorno mental en el momento de actuar. Lo hizo porque sí. para hacer daño, y de forma planificada. Se trata de David Oubel, primer condenado en España a prisión permanente revisable por degollar a sus dos hijas, Amaia y Candela, de cuatro y nueve años.
La autopsia determinó que la hija mayor recibió hasta diez cortes profundos, que opuso resistencia y trató de luchar por su vida y que murió con un sufrimiento extremo.
En el juicio reconoció todos los hechos. Actualmente cumple condena, la primera sentencia a prisión permanente revisable, una medida que se aprobó en su día con los únicos votos a favor del Partido Popular, como recuerda en 'La Noche de Adolfo Arjona' Manuel Altava, magistrado que, además, era senador del Partido Popular cuando se aprobó en España la PPR. “Es la máxima pena privativa de libertad para delitos especialmente graves, de estas personas se debe proteger la sociedad, cumpliendo con la legalidad y con la Constitución Española”.
Sobre el conocido como parricida de Moraña, Altava recuerda que tendrá que cumplir como mínimo 25 años de prisión. Será a partir de entonces “cuando se revise si está o no en condición de reinsertarse en la sociedad”.
Oubel se encuentra actualmente en la prisión de Villahierro, en León. José Ramón López, funcionario de prisiones y presidente del sindicato ACAIP, le cuenta a Arjona que un condenado a PPR pasa sus días “principalmente igual que cualquier miembro de la población reclusa porque, en un centro penitenciario, el régimen de vida no solo está determinado por el delito cometido, sino por los antecedentes, la conducta, el perfil psicológico... por lo que no tiene por qué existir una gran diferencia”.
El funcionario de prisiones explica que Oubel es un personaje “bastante público” y en las cárceles hay “televisores, hay radios, periódicos...”, por lo que entiende que el resto de internos conocen “perfectamente quién es y lo que ha hecho”. En todo caso, asegura que su relación con el resto de la población reclusa “es absolutamente normalizada, no existe ningún tipo de problema y es una relación buena”.
López añade que el parricida de Moraña está catalogado en prisión como “conducta excelente, es un interno que cumple, acata las órdenes, trabaja y no hay ningún tipo de problema con él”.
EL ASESINATO DE ANA ORANTES
Otro de los casos que concienciaron a la sociedad y que recordamos en 'La Noche de Adolfo Arjona' nos sitúa en un pequeño pueblo de Granada llamado Cúllar Vega. Allí, hace 24 años, una mujer era asesinada por el que había sido su marido durante 40 años. El asesinato de Ana Orantes sirvió para que la sociedad española despertara una lucha contra la lacra machista y asesina.
El 17 de diciembre de 1997 podía haber sido un día más, con palizas, insultos y desprecios hacia ella y sus hijos. Pero no fue un día cualquiera. Trece días antes, Ana Orantes había denunciado en un programa de la televisión pública andaluza los malos tratos que había sufrido desde que casi era una niña.
Cuando se produjo aquel testimonio, Ana Orantes llevaba dos años separada de su marido, José Parejo, pero vivían en la misma casa por orden de un juez. Así que los malos tratos nunca cesaron. Ella lo denunció en televisión y trece días después, él la asesinó. El escenario elegido fue la casa familiar. Le dio una paliza más, la arrastró, la ató a una silla, la roció con gasolina y la quemó viva.
Ana murió, pero sin saberlo, se había encargado de que muchas cosas cambiaran en España, de que el maltrato no pasara desapercibido ni impune. El asesino fue condenado a 17 años de cárcel. Murió en prisión en 2004.
Rafael Orantes, uno de los hijos de víctima y agresor, contaba en 'La Noche de Adolfo Arjona' cómo fue su infancia y la de sus hermanos: “La vida en casa era muy dura, era un calvario”. Asegura que siempre vivieron con el miedo de que el padre la matara. Según Rafael Orantes, su madre vivió “una vida que Dios quiera que nadie pase, que nadie aguante lo que ella aguantó”.
El 17 de diciembre de 1997, el día del asesinato, Rafael estaba trabajando: “Recibí la peor llamada de mi vida, no la olvidaré nunca”. “Cuando llegué a Cúllar ya estaba la Guardia Civil. Quise verla y me dijeron “si la recuerdas viva, no la veas, por favor”; en mi mente está viva”.
Sobre el testimonio de su madre en Canal Sur TV, el hijo de Ana Orantes asegura: “Ella nos pidió permiso para ir a la televisión a contar su historia. Es una decisión que ella tomó y la respeto”. A su padre ni siquiera lo nombra: “Que lo perdone Dios, nosotros no. Solo me acuerdo de mi madre, del asesino no me acuerdo. Él debe estar en el infierno. Solo tengo recuerdos para ella”. “Hoy le diría a mi madre que seguimos queriéndola y que no hay ni un minuto que no nos acordemos de ella”.
EL CASO DE NEVENKA FERNÁNDEZ
Otro caso que nos abrió los ojos a todos fue el de la concejala de Ponferrada Nevenka Fernández. Aquella mujer, de solo 26 años, se atrevió a denunciar ante los medios de comunicación que su jefe, el alcalde Ismael Álvarez, la había acosado sexualmente. Era el germen del movimiento 'Me too', aunque nadie, ni siquiera ella, era consciente de eso.
En noviembre de 2003 el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León condenaba al entonces regidor. Era la primera condena a un político por acoso sexual en España. Nevenka Fernández fue indemnizada con 12.000 euros.
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