LA NOCHE DE ADOLFO ARJONA
Dormir con los ojos abiertos: los riesgos que tiene para tu salud
Probablemente muchos de nosotros durmamos al menos una parte de la noche con los ojos entreabiertos, según el neurólogo José Haba-Rubio
Málaga - Publicado el - Actualizado
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Llega la noche, es la hora de dormir, nos metemos en la cama, buscamos la postura idónea para conciliar el sueño y cerramos los ojos. Es el ritual que seguimos cada día cuando llega el momento del descanso.
En 'La Noche de Adolfo Arjona' nos detenemos en uno de los pasos clave del proceso que iniciamos para dormir: cerrar los ojos. ¿Por qué lo hacemos? El neurólogo José Haba-Rubio, especialista en medicina del sueño, explica que tiene una explicación física: “Eso nos sirve para filtrar la luz, que es una señal poderosa para mantenernos despiertos, también para filtrar los estímulos visuales que pueden atraer nuestra atención e impedir que caigamos en el sueño”.
OJOS HÚMEDOS
Además, cerrar los ojos para dormir tiene otra utilidad, como es humedecer la córnea, “porque los ojos tienen que estar húmedos, ya que si se resecan, las irritaciones y las infecciones podrían venir muy rápidamente”.
El doctor Haba-Rubio añade que la “mayoría de las especies animales, incluida la especie humana, dormimos con los ojos cerrados”, aunque hay con excepciones de animales como las serpientes, “que no tienen párpados”.
Hay personas que sufren una patología llamada lagolfalmia, que es la imposibilidad de cerrar los párpados de uno o los dos ojos y, por tanto, dormir con los ojos abiertos. Es, en definitiva, “el cierre incompleto de los párpados durante el sueño”, según el neurólogo.
DORMIR CON LOS OJOS ENTREABIERTOS
“Parece que es algo bastante frecuente, se dice que una de cada cinco personas duerme con los ojos entreabiertos una parte de la noche”, lo cual tiene detrás “un componente genético bastante importante”. La lagoftalmia es, además, “más frecuente en los niños y, en general, es algo que desparece en la edad adulta”, según explica en 'La Noche de Adolfo Arjona' el neurólogo José Haba-Rubio.
En todo caso, el doctor aclara que las lagoftalmias más graves se ven “cuando hay lesiones neurológicas, cuando hay parálisis de los músculos faciales, por ejemplo”.
RIESGOS COMO LA CONJUNTIVITIS
Su riesgo es que “cree una irritación en los ojos” y al despertar, "la persona que la padece puede tener los ojos secos, doloridos, con un lagrimeo y, en los casos más graves, llegar a lesiones oculares como la conjuntivitis o la queratoconjuntivitis”.
Sin elevar la cuestión a un problema médico, el neurólogo asegura que es posible que cualquier persona, en algún momento de la noche, abra los ojos sin darse cuenta ni despertarse. “Probablemente muchos de nosotros durmamos al menos una parte de la noche con los ojos un poco abiertos o entreabiertos”.
“Los párpados sirven de filtro, para evitar que los estímulos visuales nos impidan dormirnos”, recuerda el doctor Haba-Rubio, que añade que es “curioso que una vez dormidos, ese filtro resulte más secundario porque el filtro principal lo ejerce el cerebro, que impide que ciertas informaciones del entorno vengan a perturbar el sueño”.
“Ese cierre de los párpados es menos importante una vez que estamos dormidos, aunque sigue siendo importante para humedecer los ojos”, añade el especialista.
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