LA NOCHE DE ADOLFO ARJONA
Así se arregla un corazón roto en el quirófano: "Un parche bovino para una dolencia mortal"
En "La Noche de Adolfo Arjona", hacemos un viaje al interior de nuestro cuerpo para conocer cómo funcionan los órganos vitales como el cerebro, el intestino o el corazón
Sevilla - Publicado el
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¿Es posible la vida con el corazón roto? Y no. No hablo en sentido figurado. Que ya sabemos que es posible. A nivel científico, ¿Es posible? Y un cerebro, ¿Puede trasplantarse? Son solo algunas preguntas que nos hacemos en “La Noche de Adolfo Arjona”. Para respondernos, nos acompañan tres cirujanos que tienen cada día en sus manos vidas ajenas.
Si hay un órgano vital es el corazón. Cuando se detiene, la vida se acaba. A pesar de que tiene el tamaño de un puño grande cerrado, es el músculo que más trabaja de nuestro cuerpo. Late unas 115.000 veces al día, es decir, aproximadamente 42 millones de veces al año.
Dos expertos del Hospital madrileño de La Paz han acompañado a Adolfo Arjona para hablar de este órgano. El jefe del Servicio de Cirugía Cardíaca del Hospital La Paz de Madrid, Ángel Aroca, y el jefe de Cardiología Raúl Moreno.
A corazón abierto
En una operación a corazón abierto, hay que parar el corazón. Entonces, ¿Cómo consiguen los cirujanos evitar la muerte del paciente cuando lo extraen del cuerpo humano?
Los doctores nos cuentan que es posible gracias a la Circulación extracorpórea: “Se trata de una técnica que se utiliza en la que una máquina hace las veces de pulmón y corazón ya que durante la intervención, el corazón hay que detenerlo".
El corazón puede seguir latiendo unas horas fuera del cuerpo, lo que permite que los trasplantes salven hasta 300 vidas al año solo en España, según la Organización Nacional del Trasplante.
El trasplante se realiza en pacientes con esperanza de vida muy corta para los que no existe otra solución. “Los pacientes que son sometidos a un trasplante cardíaco tienen el riesgo de que su cuerpo rechace el nuevo corazón”.
A pesar de estas complicaciones, la supervivencia es muy alta. "Según las estadísticas, en el 90 por ciento de los enfermos , conseguimos ganar más de un año de vida con el nuevo corazón".
Para realizar un trasplante, participan dos equipos de cirujanos. Por un lado, el equipo que retira el corazón enfermo y por otro, el equipo que trae el órgano de un donante, que normalmente está en otro hospital distinto.
Vivir con el corazón "partío"
Sí, se puede vivir con el corazón roto. De hecho, un hombre de 73 años llegó al hospital Regional Universitario de Málaga en mayo de 2022 con un agujero de cinco centímetros en el corazón tras un accidente de tráfico debido al impacto contra el volante. El equipo médico le puso un parche bovino para cerrarle el orificio y salió adelante tras 45 días en la UCI. Su operación es un hito a nivel mundial.
El doctor Aroca analiza esta intervención. “Una rotura cardiaca se produce normalmente cuando un infarto se complica. Una parte del corazón literalmente se rompe. En este caso hay que actuar rápidamente porque puede ser mortal”. La rotura se arregla en estos casos utilizando un parche bovino.
Una "computadora perfecta"
Y si el corazón es un órgano que funciona a la perfección, el cerebro es comparable a una computadora perfecta capaz de generar emociones a partir de reacciones químicas. Cuando nacemos, tenemos unas 100.000 millones de neuronas.
La información del cerebro viaja a más de 400 kilómetros por hora para llegar al resto del cuerpo. Esa velocidad es superior a la de un coche de Fórmula 1. Además, según las investigaciones científicas, el cerebro genera unos 48 pensamientos por minuto. O lo que es lo mismo, unos 70.000 al día.
Pero, ¿Cómo accede un cirujano a un órgano que está cubierto por huesos? Las respuestas las tiene Jesús Martín-Fernández, considerado uno de los mejores neurocirujanos del mundo. Ha realizado la primera cirugía de cerebro despierta en el mundo en la que se usa inteligencia artificial para localizar las emociones y en 2022 recibió el premio Mejor Neurocientífico Joven Internacional.
La única forma de acceder al cerebro para una cirugía es aserrar el hueso: “Realmente, aunque suena prehistórico, siempre tenemos que usar una sierra. Hay que traspasar el pelo, el cuero cabelludo, el hueso, la membrana que lo envuelve y el cerebro."
Cuando el cirujano accede al cerebro, se encuentra con el líquido cefalorraquídeo. Es el líquido que permite que el cerebro flote dentro del cráneo.
Tras una cirugía, "hay que evitar a toda costa que ese líquido se derrame. Sí se produce una fuga de líquido tras la intervención y llega a contactar con la piel, hay riesgo de una meningitis”.
¿Es posible trasplantar esa "computadora perfecta"?
En el cerebro se forman los recuerdos. Pero aunque la ciencia avanza a pasos agigantados, no es posible a día de hoy reparar la parte donde están las neuronas de la memoria. ¿El motivo? Nos explica el doctor que “algo tan complejo como la memoria no depende solo de un lugar del cerebro”.
Sí. Es posible trasplantar un corazón, pero trasplantar un cerebro, no. “Nunca se ha hecho. Hay muchas limitaciones. La primera es la ética y la segunda, está más relacionada con la física. Por ejemplo, cómo se pueden conectar las arterias de un cerebro con las de otro cerebro”
Sabemos que el cerebro no siente dolor. Entonces, ¿Por qué nos duele la cabeza? El doctor nos explica que “hay un componente muscular del músculo temporal. Si masticas y tocas la zona de las sienes, lo notarás. Lo que sí duele es la duramadre, que es la membrana que protege el cerebro”. Pero el cerebro no tiene receptores de presión, dolor ni temperatura. Por eso no puede sentir dolor.
El intestino, ¿El segundo cerebro?
Hay otro órgano al que llaman el segundo cerebro: el intestino. Tiene unas 100 millones de neuronas, muchas más de las que hay en la columna vertebral.
César Ramírez, Jefe del Servicio de Cirugía General y Digestiva del Hospital Quirónsalud Málaga, le cuenta a Adolfo Arjona, que hay estudios que demuestran que el ritmo circadiano y la microbiota intestinal están conectados directamente. (La microbiota son los microorganismos vivos que hay en el tubo digestivo).
Por eso, lass alteraciones del sueño pueden perturbar la microbiota. “Las bacterias intestinales pueden modular nuestros ritmos circadianos. Personas que duermen mal por apnea del sueño o ronquidos, o aquellas personas que tienen que dormir de día, tienen trastornos en el aparato digestivo”.
El sueño y las dolencias de estómago
¿Podemos hacer algo para evitarlo? Según nos cuenta el doctor Ramírez, “hay cosas muy básicas que nos pueden ayudar a que nuestro aparato digestivo funcione bien, entre ellas, tomar todos los días vitamina D en la leche, probióticos, disminuir el estrés e intentar hacer dos horas de ejercicio al día.” Y esos buenos hábitos, mejorarán la calidad de nuestro sueño.
Por tanto, cuando decimos que el corazón es el segundo cerebro, ¿Estamos en lo cierto? El doctor Ramírez se muestra rotundo: “Es una realidad. solo lo diferencia del cerebro es que con el intestino no tenemos la capacidad de pensar, aunque sí lo sintamos”.
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