María Blanca Suárez: el crimen de la vidente
Un brutal asesinato cuyo verdugo, si es que sigue vivo, continúa libre
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Debido a errores policiales y judiciales, las actuaciones de las autoridades fueron por derroteros que llevaron a convertir esta historia en un caso sin resolver.
La vidente María Blanca Suárez llevaba años leyendo el futuro en los posos del café, desde su gabinete en la madrileña calle Abtao. Mientras unos requerían sus servicios con devoción, otros la consideraban una farsante. Ajena a cualquier debate, la mujer ganaba grandes cantidades de dinero adivinando el porvenir, vendiendo agua presuntamente bendecida por una bruja, o concediendo préstamos mediante empeños que luego cobraba con mano dura.
Pero la tarde del 23 de agosto de 1988 sería distinta. Según la investigación policial y forense, alguien, al parecer una mujer, visitó la vivienda de María Blanca. La recién llegada conversó con la anfitriona en el salón, sacando luego de su bolso una maza metálica de mortero, de 40 centímetros de largo, con la que golpeó la cabeza de su víctima hasta en 24 ocasiones.
Después, la asesina fue a la cocina y regresó con un cuchillo de 15 centímetros, con el que cortó las muñecas de la vidente hasta seccionar venas y tendones, llegando hasta el hueso. El cuerpo de María Blanca acabó metido en la bañera.
El conocido como crimen de la vidente es aún un caso sin resolver. Aunque en su momento se detuvo a una sospechosa, Oliva Amparo Casado, fue finalmente absuelta tras pasar en prisión casi dos años. La única prueba contra ella era haber sido reconocida por el portero del edificio y por un taxista, aunque las descripciones iniciales no coincidían con las características físicas de Amparo, que sufrió el calvario de ser señalada como criminal por buena parte de la sociedad.