El mensaje de superación del militar al que amputaron sus dos piernas
Pablo González se ha pasado por los micrófonos de 'La Noche' para hablar de cómo ha sido su vida tras sufrir un accidente de moto cuando tenía 26 años
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Pablo Gonzalez es un militar de infantería que, con 26 años, tuvo un accidente de moto en el que perdió una pierna y la otra quedó tocada. Afortunadamente, pudo hacer que funcionara durante treinta años, al final de los cuales tuvieron que amputársela. Aunque esta situación llevaría al desánimo a muchos, Pablo ha encontrado en su experiencia vital una oportunidad para superarse a sí mismo y demostrar que la vida es un regalo que no se puede desaprovechar.
A pesar del accidente, Pablo terminó la carrera de física para trabajar en el laboratorio del ejército y nunca ha dejado de llevar una vida normal. "Decidí no decir nunca que no podía, sin antes haberlo intentado" afirma. Para el militar, ha sido "una suerte tener una familia que siempre me ha acompañado y sobre todo un montón de amigos".
Tras el accidente, Pablo no llegó a entrar en coma. "Fui consciente de todo lo que pasaba, pero lo borré de mi memoria y no recuperé los recuerdos hasta dos meses después". El fuerte militar de infantería llegó a descubrir que no tenía superpoderes y empezó a aceptar sus limitaciones y las de los demás.
La fe ha tenido un papel importante en la vida de Pablo, al que le vino muy bien incorporarse al aula de apoyo de San Cayetano "porque me di cuenta de que seguía teniendo cosas que dar y valores que compartir con los demás". Por eso, ayuda a niños con problemas de fracaso escolar por circunstancias familiares o sociales.
A pesar de tener sus limitaciones, esto no supone un problema para Pablo, que ha hecho el Camino de Santiago y aunque se ha tenido que bajar del burro varias veces, nunca se ha desilusionado en todos sus proyectos de vida. Además, el militar sigue realizando su deporte favorito: el esquí. "Es muy sencillo porque vas sentado en una silla que va sobre un chásis que a su vez está por encima de una pieza que simula una bota de un esquiador que se introduce en un esquí normal".
Pablo no solo cree que la sociedad está preparada para ayudarle, sino que está "perfectamente adaptada". "Yo me suelo mover con autobuses y siempre me suelen ayudar. Es más, me ofrecen para ayudarme sin yo pedírselo".
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