Pilar Cernuda habla alto y claro sobre los que la llaman espía: "Me querellé y gané"

La condesa de Romanones, Patria y Pilar Cernuda son mujeres que conocen bien el espionaje femenino español

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Pilar Cernuda habla alto y claro sobre los que la llaman espía: "Me querellé y gané"

Mónica García

Málaga - Publicado el

5 min lectura

“Cuando encuentro a alguien que me cuenta una operación del Centro Nacional de Inteligencia pienso que esa persona no ha trabajado en el CNI, que ha podido ser un colaborador, pero no un trabajador del CNI porque esos agentes son absolutamente discretos. No reciben medallas, porque aparecerían en los Boletines Oficiales” relata Pilar Cernuda en ‘La Noche de Adolfo Arjona’.

La periodista acaba de publicar el libro 'No sabes nada de mí' (La Esfera de los Libros) donde explica el trabajo crucial que desarrollan las mujeres espías españolas. Cernuda asegura en su conversación con Adolfo Arjona que casi la mitad de la gente que trabaja en los servicios secretos españoles son mujeres en estos momentos. “Después de meses batallando por conseguirlo, he conseguido sentarme con un grupo de personas, no solo mujeres espías, para que me contaran su realidad”, explica en los micrófonos de COPE.

IMAGEN DE MUJER BOBA

“No te puedes imaginar dónde hay mujeres espías españolas en estos momentos y desarrollando qué operaciones”, añade en su conversación en 'La Noche de Adolfo Arjona'.

Pilar Cernuda pone de relieve el papel de las mujeres espías en las labores de seguimiento. “Una mujer que se haga la tonta o la inocente consigue sacar información porque pueden pensar que es una mujer desamparada o que es muy boba. El individuo habría sospechado si le hace las mismas preguntas un hombre, pero de una mujer se fía porque hay quien sigue pensando que las mujeres somos bobas”.

LA BELLEZA COMO TÓPICO

A las mujeres que actualmente desarrollan su labor en el Centro Nacional de Inteligencia les molesta que se las represente como espías que usan su belleza para obtener información. “Pasan por las mismas pruebas que los hombres para entrar en el CNI”.

En su libro, la periodista Pilar Cernuda narra cuáles fueron los orígenes de las primeras espías españolas: “La mayoría de ellas fueron captadas cuando empezó el CESID. Procedían del ambiente militar, donde un padre o un amigo había visto cualidades especiales en ellas y las señalaban como posibles candidatas. Se les ofrecía un trabajo que ni sabían en lo que era. Después tenían que ir superando una serie de pruebas de memoria, inteligencia y retos físicos. Entonces, si las superaban, les daban un curso de formación durísimo, igual que a los hombres”.

“Hacen los mismo que los hombres. Desde la lucha contra ETA o la infiltración en operaciones contra el yihadismo, mafias rusas, italianas, expertas tecnológicas”, insiste Cernuda.

NADIE CONOCE SU TRABAJO

“He hablado con 40 personas, no solo mujeres sino personas que las formaron. La mayoría de ellas dicen que sus amigos o familias piensan que trabajan en sitios aburridos, en organismos oficiales, en ministerios. Como mucho los maridos saben que trabajan en el CNI, pero ni siquiera conocen que sus esposas desarrollan operaciones de riesgo”, explica la periodista.

NO ES UNA ESPÍA

Al ser cuestionada por Adolfo Arjona sobre la posibilidad de que ella misma sea una espía, la periodista lo niega y habla claro: “El abogado Rodríguez Menéndez publicó que yo trabajaba en el CESID (nomenclatura anterior del Centro Nacional de Inteligencia) y le presenté una querella que gané. No soy una espía”.

LA CONDESA ESPÍA

En 'La Noche de Adolfo Arjona' el periodista Raúl del Pozo nos ayuda a recordar el papel de la americana Aline Griffith, una espía americana que llegó a España a mediados de los años cuarenta con el objetivo de informar a la CÍA de los movimientos nazis en Madrid. Al poco tiempo de llegar se enamoró de Luis de Figueroa y Pérez de Guzmán el Bueno y se convirtió en la condesa de Romanones.

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“Adoraba a la condesa. La conocí en Marbella. Era una mujer bellísima todavía a los ochenta años”, recuerda el escritor Raúl del Pozo.

En la conversación con Adolfo Arjona, el columnista de El Mundo hace memoria: “Una noche estaba cenando con ella y un grupo de amigos, entre otros Carmen Rigalt y Peter Viertel, el marido de la autora de ‘Memorias de África’ Deborah Kerr. Aquella noche le pregunté a la condesa si era verdad que había matado a un nazi una vez. Ella respondió que claro que era verdad, a lo que Peter Viertel contestó: “el que era espía era yo, ella era una cuentista”. Realmente yo no sé si era espía o no, lo que sé es que la condesa de Romanones era una mujer fascinante y deslumbrante; una mujer de la total confianza de los Estados Unidos en una España pobre, triste y franquista”.

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¿PERTENECIÓ A LA CÍA?

Cuando a Aline Griffith le preguntaban si era cierto que hubiera trabajado para los servicios secretos americanos ella siempre respondía afirmativamente, aunque no fueron pocos los que lo pusieron en duda. “La imaginación es a veces tan poderosa como la realidad y la condesa tenía una imaginación tremenda. Si era espía nunca lo sabremos. Sus novelas tienen parte de realidad y parte de ficción”, sentencia Raúl del Pozo en los micrófonos de COPE.

En ‘La Noche de Adolfo Arjona’ le preguntamos a Carmen Lomana sobre la condesa de Romanones, a la que admiraba por su elegancia y belleza. “Creo que nunca fue una espía de riesgo si no una espía de andar por casa. Una mujer que contaba a su país lo que se veía y a quién se veía en el Madrid de Franco. Creo que en su libro ‘La espía que vestía de rojo’ fantaseó un poco para no devaluarse”, relata Lomana con cariño.

PATRIA: LA ESPAÑOLA CONVERTIDA EN ESPÍA SOVIÉTICA

En una noche dedicada al espionaje femenino, Adolfo Arjona ha recordado también la figura de Patria, una mujer española que terminó convirtiéndose en una brillante espía de los servicios secretos soviéticos.

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Sobre sus orígenes comunistas habla en el programa el autor del libro 'Patria, una espía española en el KGB', Javier Juárez: “África de las Heras, ese era su verdadero nombre, estaba enclavada en la élite de la sociedad ceutí de la época. Durante el tiempo que vivió en Madrid estrechó lazos con el mundo sindicalista. Se fue radicalizando poco a poco y terminó siendo captada por el KGB, los servicios secretos soviéticos.Todo es rocambolesco en su vida”, sentencia el experto en su figura.

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