Quentin Tarantino: un universo en su cabeza (Parte II)

En alguna ocasión, Christoph Waltz ha dicho que hay un director que salvó su carrera. El caso es que gracias a Quentin Tarantino tenemos a Hans Landa y al doctor King Schultz, dos de los mejores personajes que ha dado el cine en lo que va de siglo. Pero hay más: Brad Pitt hablando italiano, DiCaprio rompiéndose la mano mientras explica una teoría disparatada, o esa historia sobre el éxito y el peso del fracaso. Hay algo en común en todas ellas: el amor al cine y hacia una forma de hacer las cosas que quedaron atrás para siempre.

La Noche de COPE repasa cada miércoles en “Uno de los nuestros” la carrera de los directores más grandes de la historia del cine. En esta trigésimo octava entrega nos infiltramos en la Francia ocupada, en la Texas de antes de la guerra, y en las mansiones de las estrellas.

Quentin Tarantino (Knoxville, Tennessee, Estados Unidos, 1963) hace con sus historias lo que quiere, como un niño que recrea con sus juguetes una película que le ha gustado. Y se inventa las reglas. Y Hitler muere asesinado pero Sharon Tate escapa con vida. Y así, con un universo particular que sólo es posible en su cabeza, ha ido creando algunas de las mejores películas en lo que va de siglo, como ‘Malditos bastardos’, ‘Django desencadenado’ o ‘Érase una vez en… Hollywood’.