Ramón Campos, productor de Velvet: "A día de hoy no hay amores imposibles"

Barcelona, finales del siglo XIX. Un joven de diecisiete años trabaja en el taller de orfebrería de su padre. Instruido en el oficio desde niño, le espera un prometedor futuro en la talla de piedras preciosas. Pero su vida experimenta un vuelco cuando conoce a Isabel, la hija de un aristócrata venido a menos que anuncia que concederá la mano de su hija a quien le ofrezca el diamante más grande que jamás se haya visto. Estas líneas, auguran una historia de amor, aventuras y búsqueda de interior. La persona que está detrás de ellas, Ramón Campos, ha cosechado innumerables éxitos con guiones de algunas de las series más reconocidas de nuestro país como “Gran Hotel”, “Velvet” o “Fariña” pero esta vez, su papel no está detrás de la pantalla si no detrás de las páginas de un libro titulado, “El Orfebre”.

El Orfebre muestra la valía de las enseñanzas de su padre, el peso que tiene ser leal al propio oficio y sobre todo, que a veces hay que viajar al fin del mundo para darse cuenta de que lo que uno anhela está más cerca de lo que nos creemos.

Ramón comenzó a construir esta novela hace cuatro años cuando, perdiéndose entre los pasillos de una vieja librería, encontró un manual de diamantista encuadernado en cuero. Ojeando el manual se enamoró del gremio de la orfebrería y quiso conocer más a fondo las particularidades de este oficio. Así encontró la historia de la Estrella de Sudáfrica, un gran diamante encontrado por un joven en el siglo XIX en el pie de una montaña en Kimberley, el mayor visto hasta la época. Esa montaña acabó desapareciendo por la llegada de miles de mineros y se convirtió en una mina de 240 metros de profundidad. Ramón se quedó fascinado al ver cómo un diamante podía hacer que los hombres acabasen con una montaña y ahí encontró un metáfora sobre la que contar una historia.

Su novela está ambientada en lugares como Barcelona, Amsterdam y Sudáfrica. Ramón no había estado en este último y junto a su mujer y compañera de profesión fue a visitar el país para nutrirse de su cultura y poder sentir en sus carnes las sensaciones que viviría su protagonista.

Este guionista ha encontrado un gran placer en el mundo de la novela y, a pesar de la dificultad que ha tenido para compaginar su trabajo en televisión con su proyecto personal, ha experimentado la magia de escribir su propio libro. Dio vida a unos personajes sin saber donde iban a llegar y se ha sorprendido al ver como a medida que escribía se iba tejiendo la historia y eran los propios personajes los que iban decidiendo su destino.

Ramón siente debilidad por escribir sobre épocas pasadas porque puede crear historias de amor imposible. El amor entre diferentes razas o estatus social ya no supone ninguna dificultad actualmente y no resulta creíble ante los espectadores. En un mundo donde la inmediatez rige las relaciones en el presente Ramón, con su libro “El Orfebre”, nos recuerda que amar es una auténtica aventura.