De 6 a 33 alumnos: así luchan contra la España vacía en un pequeño pueblo de Teruel
El proyecto educativo de Olba desecha los libros y apuesta por la naturaleza y la interacción con el pueblo
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Érase una vez un precioso pueblo turolense, ubicado a 59 kilómetros de la capital, que vio cómo poco a poco sus calles se iban quedando huérfanas de niños.
Ya no se oían sus risas ni sus juegos en la placeta, ya no había veranos a las orillas del río Mijares ni escondites en el bosque… Cuentan los más antiguos del lugar que en tiempos llegaron a ser 2.000 vecinos, entre ellos, uno ilustre: el modisto Manuel Pertegaz… pero la Guerra Civil, y la posterior evasión de los 80 hizo que muchos oriundos en busca de trabajo se fuesen a la urbe. Apenas se quedaron un centenar…
Ante ese panorama, y tal y como explica la profesora jubilada Delfi Ruiz, las escuelas de los distintos barrios -Olba es un pueblo muy diseminado- fueron cerrando. Cuando lo hizo la última, la de Los Villanuevas, se volvió a abrir la principal de la localidad. "Todos los niños se concentran allí", ha señalado.
Delfi llegó hace 30 años a Olba. Se encontró con siete alumnos, así que cambió la forma de entender la educación que ha hecho que personas de otros lugares se muden a este lugar de la comarca del Gúdar-Javalambre. Por un lado, tal y como ella admite, "me adapté a lo que iba teniendo". Por otro, "yo venía de un estilo diferente, de una escuela grande, y habíamos trabajado bastante con pedagogía Freinet".
De esta manera, Delfi eliminó libros de texto y los sustituyó por trabajos en el huerto, talleres de cocina, de cuentacuentos, teatro. "Todo aquello de lo que podemos tirar del pueblo", ha dicho. De esta manera se atrajo a mucha gente que quería volver a vivir en el campo.
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