Fernando de Haro: "En el momento en el que un Gobierno no respeta la libertad, se acaba la democracia"

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Lo último de Apple son unas gafas que llaman de realidad mixta. Apple Vision Pro. Al ponerse las gafas ves el espacio que te rodea. Si están en tu salón, verás tu salón, si estás en la habitación, tu habitación. En el salón y en la habitación aparecen los iconos de las aplicaciones como si estuvieran flotando. Pueden ser controladas con la mirada, con las manos y con la voz. Con las Apple Vision Pro se pueden tener numerosas pantallas frente a nosotros y trabajar con ellas como si fueran varias aplicaciones abiertas en nuestro ordenador. El precio va a ser de 3.300 euros. O sea que un español con un sueldo medio tiene que dedicar más del salario de dos meses para comprarlas, un peruano el salario de 9 meses y un maliense el sueldo de año y medio. Tim Cook, el consejo delegado de Apple, ha querido dejar claro que no estamos hablando ni de metaverso, ni de IA.

Una realidad aumentada es lo que promete Apple. Las gafas se inventaron hace 2.500 años, pero su objetivo nunca había sido conseguir una realidad mixta, con las gafas queremos ver las cosas como son. Es la gran aspiración humana, ver lo que hay, ver lo que hay, pero hasta el final, hasta el fondo, hasta la superficie. La gran aspiración siempre ha sido mirar bien, no solo superando la presbicia, la miopía, o directamente la ceguera. Mirar bien, con atención, para ver las cosas completas, no como las pensamos, sino como son. Ahora viene Apple a vendernos una realidad mixta. ¿Van a ser unas gafas que no expliquen lo que vemos? De eso ya tenemos mucho, tenemos filósofos, influencers, tenemos programas de radio. Tenemos demasiada gente que nos explica lo que vemos y poca gente que nos invite a mirar por nuestra cuenta.

¿Cómo es posible que el PP critique el aumento de la deuda pública? ¿Cómo es posible que critique la buena política económica que ha hecho el Gobierno? Es lo que se ha preguntado la vicepresidenta Calviño tras el Consejo de Ministros.

No había otra política económica que hacer y no hay ningún ciudadano, no piense que no fue la decisión correcta. Si los españoles supieran mirar, reconocerían que todas las decisiones que ha tomado el Gobierno son correctas y que la economía española va como una moto. ¿Cuál es el problema? El problema es que los españoles no saben mirar, no saben reconocer lo que este Gobierno ha hecho por ellos. Y esa ignorancia, esa incapacidad de los españoles, es la que ha provocado una derrota de Sánchez, es las urnas.

La culpa es de los votantes que no han sido justos. Imaginos, como dice Calviño, que el Gobierno ha tomado en todo las decisiones correctas, que es mucho imaginar. Vamos a imaginarlo. Imaginemos que ocho millones largos de españoles se hayan equivocado. Que puede ser. De esto va la democracia. En democracia hay una verdad mínima que está reflejada en la Constitución. Una verdad que todos respetamos o casi todos. Y luego votamos según cómo nuestra libertad entiende que la verdad prometida por el Gobierno se ha aplicado. En el momento en el que un Gobierno no respeta esa libertad, se acaba la democracia.

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