Las protestas de los demócratas han vuelto a las calles de las principales ciudades de Venezuela y eso tiene especial importancia. Es un gesto de especial valentía. Porque el año pasado la dictadura de Maduro asesinó entre el mes de abril y el mes de julio a 150 personas que se manifestaron en favor de la democracia.
El partido amigo del régimen de Maduro, aquí en España, Podemos, quiere seguir estirando el efecto político que consiguió ayer al impedir que se aprobara el decreto ley del Gobierno sobre alquileres. Lo necesita después del Errejonazo. Irene Montero ha insistido en que cuando lleguen los presupuestos hará lo mismo que hizo con el alquiler, votar en contra si no se atiende a lo que piden.
Podemos quiere ahora marcar distancia con el Gobierno, con el PSOE, y Errejón, que con la operación de Madrid quiere convertirse en el otro referente de la izquierda. Reivindicando ahora el entendimiento con el PSOE, ha asegurado que empezó a discrepar con Iglesias cuando no apoyó el primer intento de Gobierno de Sánchez. Errejón, errejoneando, tiene clavado que en marzo de 2016 Pablo Iglesias no apoyara a Sánchez y le recordara la cal vida de Gonzalez.
Errejón, errejoneando, revindica un PSOE que se entienda con Podemos cuando Podemos quiere distanciarse del PSOE y del Gobierno. Sánchez, que es inadsequible al desaliento, aseguraba ayer en un tuit que el Gobierno ha conseguido convalidar 24 de 25 decretos. No pocos con el apoyo de PP y de Ciudadanos. Se le olvidó contar en ese tuit que solo en tres ocasiones en la historia de la democracia no se había convalidado un decreto ley. Sánchez, inadsequible al desaliento, busca nuevos apoyos. Por eso ha prometido nuevas competencias al PNV, una de ellas es la competencia en prisiones. A nadie se le oculta que después del errejonazo el PSOE, para después de las elecciones de mayo, esté mirando cada vez a Ciudadanos. Pero va a ser difícil gobernar a la par con independentistas y con los de Rivera. Para Ciudadanos, el único dogma de fe política es la unidad de España y el 155, lo demás es liberalismo. La nueva consejera de Igualdad, la naranja Rocío Ruiz, ha tenido que pedir disculpas por el ejercicio de liberalismo que hizo con un artículo de 2013 en el que dijo que las procesiones "nada tienen que ver con lo que dicen representar", Son "una exitosa puesta en escena turística y una penosa demostración de la necesidad de la gente de 'pan y circo'.