De Haro: "¿Estamos dispuestos a trabajar cuatro días a la semana, diez horas al día?"
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"Buenas tardes, a la gente gente:
Hoy empezamos con una pregunta, una pregunta que no es ni para los autónomos ni para los parados. Si tu jefe te llamara a su despacho y te ofreciera trabajar cuatro días a la semana a cambio de bajarte el sueldo ¿qué harías? ¿Y si tu jefe te dijera que puedes trabajar cuatro días a la semana siempre y cuando trabajes diez horas al día que responderías? La primera pregunta se la pueden hacer ya los jefes de Telefónica a sus empleados. La segunda fórmula de 10 horas al día cuatro días a la semana es lo que está impulsando Bélgica.
Con la inflación disparada lo de cobrar menos, en principio, no parece una buena idea. ¿Y lo trabajar lo mismo en cuatro días? Los japoneses defienden esta solución porque dicen que hace más productivos a los trabajadores. Pero, claro, son japones. Algunos argumentan que si los mayores, los seniors, trabajan poco y se jubilan antes dejan espacio a los jóvenes. Pero es exactamente lo contrario: cuanto más productivos sean los que tienen trabajo, más fácil es que trabajen los jóvenes. España tiene precisamente un problema de productividad. Trabajamos las mismas horas que antes de la crisis, pero nuestra economía es todavía más pequeña. ¿Qué harías si solo trabajaras cuatro días a la semana? A los españoles cuando nos preguntan qué hacemos en el tiempo libre muchos decimos que nos dedicamos a leer. No es verdad porque el índice de lectura en España es bajo. ¿Estarías más satisfecho personalmente con más ocio? Siete de cada diez españoles están satisfechos con su trabajo. Parece mucho, pero es menos que en la UE.
¿Estamos seguros de que más ocio y menos trabajo nos haría estar más contentos? Es una pregunta muy personal, una buena pregunta para empezar la tarde. ¿Realmente el trabajo es una condena?
Sánchez ha ido hoy al Congreso a explicar, teóricamente, una pila, un montón de cosas: su posición con la OTAN, con Marruecos, con el decreto anticrisis. Explicar ha explicado poco. Pero, al menos, ha reconocido que lo que ha hecho con el Sahara es un cambio. En marzo decía que era lo mismo que habían hecho los gobiernos anteriores.
Hoy, ya digo, ha reconocido el cambio. Y, además, ha asegurado que ha sido muy positivo el cambio. El optimismo de Sánchez está blindado a los hechos: Marruecos no ha reconocido por escrito la españolidad de Ceuta y de Melilla, ha reabierto la frontera cuando le ha dado la gana y ahora se niega a instalar las aduanas. Izquierda y Derecha han criticado a Sánchez y él ha subrayado la necesidad de tener políticas de Estado.
La política de Estado con Marruecos consiste en decirle que sí a cualquier cosa que hace Sánchez. Pero lleva razón el presidente del Gobierno: España no tiene política internacional en el África Subsahariana, ha perdido muchas oportunidades en América Latina, en el Magreb estamos oscilando como un péndulo".