De Haro, desde la frontera entre Turquía y Grecia: “Sus rostros son de alguien que quiere tener un futuro"

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El presentador de 'La Tarde' de COPE, Fernando de Haro, desde la frontera entre Grecia y Turquía. Estoy a 500 metros apróximadamente del punto fronterizo donde hay un campo de refugiados de unas 5.000 personas donde ayer murió una. Tengo delante de mi un campo de tierra y mucha gente que va y viene. Salen de ese campo de refugiados para buscar algo de comida, abrigo en los pueblos cercanos.

Los rostros son muy variados, afganos con sus rostros orientales, hay sirios que son muy blanquitos, rubios, algunos de ellos, marroquíes, han venido hasta este campo con la esperanza de que se les abriera la frontera a la Unión Europea.

A lo lejos, en un campo que está labrado veo como se encienden algunas fogatas, como se elevan algunas columnas de humo. Los 5.000 que están atrapados en este campo no tienen nada para calentarse por la noche y lo que hacen es coger algo de la leña que hay en estos campos, porque son campos labrados pero tienen algunos árboles marcando la distancia entre los campos. Después se apiñan entorno a esa candela que es la única casi defensa que tienen frente a este invierno turco

El análisis de Fernando de Haro, desde la frontera entre Turquía y Grecia

El análisis de Fernando de Haro, desde la frontera entre Turquía y Grecia

He estado hablando con Husseim, un iraní, me ha contado que ha huido de la persecución religiosa. Era chiita y ahora es cristiano. Su conversión al cristianismo en Irán es lo que le hizo abandonar el país y venirse a Turquía: "Ví que podía ser más feliz, así que yo mismo decidí pasarme al cristianismo porque ví el gobierno chii lo que hace en Irán y apartarme de eso". Tampoco aquí ha tenido una buena vida porque, en realidad, no pueden trabajar, no tienen un permiso de residencia. 

Cuando escuchó que Erdogán abría la frontera, lo que hizo fue venirse hasta este punto. Ahora se ha quedado aquí, no puede ir hacia la Unión Europea, cuando cumple las condiciones establecidas para ser refugiado, es un perseguido religioso: no puede pasar hacia Grecia y tampoco puede volver a la ciudad a la que estaba en Turquía, porque lo vendió todo, lo poco que tenía. Pensando que podía obtener no solo la libertad religiosa. 

Muchos se han quedado aquí como en tierra de nadie, sin futuro y sin pasado, no tienen donde volver porque la mayoría lo ha perdido todo porque lo vendió para venirse. Algunos al entrar en Grecia han visto como les quitaban sus pertenencias. 

Estando aquí lo que se aprende es a mirar a la cara a la gente, a mirar sus ojos, sus esperanzas. Lo más importante es mirar sus rostros de frió y hambre que se parecen mucho, son idénticos a los nuestros, de alguien que quiere tener un futuro

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