De Haro: "Los europeos nos hemos vuelto histéricos con los refugiados, olvidando la política de compasión"
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¡Muy buenas tardes a la gente gente! Hoy hemos tenido una buena noticia. Al menos, hay una buena noticia en la cuestión del coronavirus. La provincia de Hubei, que es el epicentro (si exceptuamos su capital, Wuhan), ha informado de que en las últimas 24 horas no ha habido nuevos casos de infección. Eso significa que el trabajo de contención está dando buenos resultados. Trabajos de contención que fueron bastante drásticos en China.
Una buena noticia que no quita la extensión del coronavirus en España y en el mundo. Esta crisis resucita viejos miedos que los hombres modernos creíamos haber superado. Nos parecía que la ciencia tenía tal desarrollo que era capaz de hacer frente a prácticamente todo. Somos modernos y tenemos el mismo miedo o más que hombres antiguos, que no tenían tantas herramientas científicas. Tenemos el mismo miedo o más cuando llega el virus. Por eso es especialmente importante, en esta crisis, encontrar razones, personas que ayuden a vencer ese miedo.
Un equipo de ‘La Tarde’ estaba hace unas horas en la frontera entre Turquía y Grecia. Erdogan ha utilizado a miles de personas como herramienta para chantajear a Europa. Hay aproximadamente 25.000 personas malviviendo en la frontera y Grecia está usando medios desproporcionados para impedir que pasen: devoluciones en caliente, pelotas de goma… Turquía dice que han matado a dos personas.
Ayer estuvimos en un pueblo que tiene a su paso el río Evros, que hace frontera entre Grecia y Turquía. Hay una zona donde el río es sólo 40 metros de ancho. Estuvimos en esa orilla. Se ve Grecia, está a tiro de piedra, se ve la cara del policía que está encima de la torreta, al otro lado del río. Nos contaban cómo los griegos han devuelto a la mayoría de los que han conseguido pasar. Les quitan la cartera, los cordones de los zapatos, el cinturón… intentando que no vuelvan a atravesar la frontera.
Son devoluciones en caliente, contrarias al derecho internacional. Los turcos acusan a los griegos de haber disparado contra los refugiados, lo cual parece cierto. Y los griegos acusan a los turcos de haber provocado esa avalancha de refugiados, con una esperanza que no es posible. Lo cual también es cierto.
Hoy ha habido una reunión de ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea en Bruselas. Varios ministros han condenado el chantaje que está haciendo Turquía. Lo que han dicho es que la Unión Europea no va a aceptar el chantaje. El chantaje de Erdogan es ‘Si no me apoyáis para la guerra en Siria, si no me dais el dinero que me habíais prometido, os monto una Marcha Verde y os mando a los refugiados’.
Pero lo cierto es que, por mucho que se dice que no se va a aceptar el chantaje, esta semana la Unión Europea ha aceptado, en cierto modo, ese chantaje. Borrell estuvo ayer en Ankara, también ha estado el presidente del Consejo Europeo para prometer que entregará los 6.000 millones prometidos por contener a los refugiados… Frente a estos acuerdos de la geopolítica mundial, siempre pierden los más débiles.
Ayer me llamó la atención que, a la orilla del río Evros, lo que me contaban los vecinos de ese pueblo, muy pobre y en el que la gente vive del campo… Me decían que cuando llegaron los refugiados les dieron comida y algo de ropa. Frente a los juegos de la geopolítica, esta reacción de solidaridad tiene un gran valor. No sólo privado, de esta buena gente turca que ha ayudado a los refugiados. La gran política no tiene por qué ser necesariamente diferente a la política de compasión practicada por los vecinos de este pueblo.
Europa, en su momento, se edificó convirtiendo esa compasión en criterio político. Europa tiene derecho a unas fronteras seguras. Pero eso no significa que no se abran, por ejemplo, corredores humanitarios. No hay tres millones y medio de refugiados turcos que quieran entrar en Europa. Muchos de ellos se han afincado ya en ese país. De hecho, en estos momentos sólo hay 25.000 en tierra de nadie.
Se trata de aplicar el derecho internacional. Se trata de comprobar si son efectivamente refugiados. Se trata de no hacer devoluciones en caliente. Todo esto se puede hacer si Europa apoya a Grecia, porque Grecia también necesita apoyo. Los europeos nos hemos vuelto histéricos con los refugiados, olvidando la política de compasión que sí tienen esos vecinos de ese pueblo junto al río Evros.