El jucio se desarrolla en la sala de plenos, el banquillo de los acusados son en realidad cuaro bancos forardos de rojo en los que los doce acusados se sientede tres en tres. A pocos metros ha querido estar Torra. El único con lazo amarillo ha sido Jordi Sánchez. Estamos en la sesión de las cuestiones previas y esta mañana han intervenido dos de los que van a ser los protagonistas.
Primero ha intervenido el abogado de Oriol Junqueras y Raul Romeva que ha convertido sus palabras en una arenga política, según sus palabras estamos ante un juicio político, que ha vulnerado derechos . Ha llegado a asegurar que se les ha tratado peor que terroristas. Ha dicho que el derecho penal no es la solución. Sin embargo Javier Melero ha sostenido otra línea. Es un juicio penal.
El Tribunal Supremo no es un juicio contra los acusados ni contra sus ideas. Lo que estudiarán los jueces en los próximos días es si los actos realizados desde 2015 por los que se sientan en el banquillo son constitutivos de delito. En un proceso penal en España no se absuelven ni se condena ideas.
Hasta que la sentencia sea firme, a los acusados se les presume la inocencia. Si han estado en prisión preventiva no es porque se presuma su culpabilidad sino porque se ha estimado que podían huir o reiterar sus delitos. Probablemente si sus compañeros políticos no se hubieran fugado de la justicia, los acusados podrían haber disfrutado hasta el momento de la sentencia de libertad.
Todo esto es así porque el sistema judicial español, en contra de lo que cierta propaganda quiere hacer creer fuera y dentro de nuestro país, es un sistema perfectamente homologable a lo de cualquier país de nuestro entorno. Nuestra tradición jurídica, de hecho, es más garantista con los derechos de los acusados que las de otras naciones europeas.