De Haro: "La memoria de Puigdemont es selectiva, tan selectiva como su respeto a las leyes"
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Dentro de media hora se reúne el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud para analizar la situación del coronavirus en España. Los infectados por el brote de coronavirus surgido en Wuhan superan los 20.000 casos, la inmensa mayoría en China. Y a medida que avanzan los días empezamos a conocer los fallos en el sistema sanitario en China. Esos fallos tienen hoy el nombre del doctor Li Wenliang que detectó entre sus estudiantes varios casos de neumonía vírica y avisó del peligro en sus redes sociales el pasado 30 de diciembre fue arrestado por "publicación de informaciones falsas en Internet". Ahora está infectado.
La verdad es que el oficio de portavoz del Gobierno es poco enviable. Si eres portavoz del Gobierno tienes un jefe que comparece poco o muy poco como Sánchez. Hoy mismo Sánchez se ha reunido con Alberto Fernández, el presidente de Argentina. Lo habitual en estos casos es una comparecencia conjunta pero hoy Sánchez ha decidido que no daba la cara ante los medios, suponemos que no tenía ganas de responder a preguntas sobre la reunión con Torra. Y ha salido la portavoz a justificar la reunión con un presidente de la Generalitat que está inhabilitado como diputado, que quiere hablar de autodeterminación y amnistía, que quiere usar la reunión para atacar a ERC, el socio del PSOE. Y la portavoz ha toreado como ha podido. Montero ha asegurado que Torra y Sanchez se encuentra en las antípodas y luego añade que, a pesar de todo, es el mejor modo de resolver el problema. Se gana el sueldo la portavoz, es una profesión arriesgada. Y a veces comete errores. La portavoz ha enfriado las expectativas pero luego ha añadido que la reunión se parece a la de Carrillo y Suárez en la transición.
Los riesgos de la profesión de portavoz, que acaba una comparando a Torra con un padre de la Constitución, a Suárez con Sánchez y a Torra con Carrillo. Se le ha ido la mano. Carrillo tuvo la virtud de hacer del PCE un partido leal con la democracia y monárquico. En la comparación entre Suárez y Sánchez mejor no entrar. Torra se reúne con Sánchez y hoy ha sido Puigdemont el hombre que mueve la mano de Torra el que ha hablado. Lo ha hecho por videoconferencia en la comisión del 11 que hay en el Parlamento de Cataluña. Ha dicho una sarta de sus burradas habituales , el mundo al revés, ha acusado al Estado de Derecho de dar un golpe de Estado con el 155. Pero la obsesión parece que le persigue porque se ha sentido en la necesidad de justificar porque el 26 de octubre del 17, cuando el Gobierno de la Generalitat ya había decidido convocar elecciones. Al final se olvidó de las elecciones y optó por declarar la independencia. Puigdemont esta mañana ha insistido en que Rajoy no le dio garantias de que no se iba a aplicar el 155 si no había elecciones
Puigdemont no ha contado cómo le afectó que Rufián le llamara traidor ni ha contado que, a través de Iceta, hubiese un acuerdo con Soraya Saenz de Santamaría para no declarar la independencia. Iceta lo contó en su momento.
La memoria de Puigdemont es selectiva, tan selectiva como su respeto a las leyes.