

"La gran pregunta es si Europa está preparada para entrar en esta guerra comercial y también si las acciones serán rápidas"
La directora de 'La Tarde' analiza los aranceles impuestos por Donald Trump y pone el foco en los que afectan a la Unión Europea y a España de forma particular
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Estoy repasando la lista. El cobre, el oro, los productos farmacéuticos, los semiconductores, los artículos de madera y la energía y también los minerales que no estén disponibles en Estados Unidos son los únicos productos que están excluidos ahora mismo de los aranceles globales que ha impuesto Donald Trump. Los únicos que se quedan al margen.
Para todo lo demás, arancel al canto. Aranceles que van desde el 10% los más bajos, a 50% los más altos. A nosotros, a los europeos, nos ha tocado un 20%, un 20% a todo lo que exportemos allí y que entrará en vigor el día 9, el miércoles de la semana que viene. Los expertos definen esta nueva era de guerra comercial como un shock sin precedentes. Así que ahora la gran pregunta es si Europa está preparada para entrar en ella y también si las acciones serán rápidas, teniendo en cuenta que hay que poner de acuerdo a 27 países.
Bueno, por ahora, mañana habrá un primer encuentro entre los responsables de comercio de Europa y de Estados Unidos y el miércoles de la semana que viene se votará qué respuesta damos a los aranceles para el acero y aluminio, que ya están vigentes y que agrava estos productos con un 25%.
Nuestro continente y Estados Unidos tienen la mayor relación comercial del mundo. Casi el 30% del comercio mundial se hace entre estos dos grandes bloques. Pero no es a partes iguales. Nosotros importamos más productos, ellos menos. Así que Trump tiene más cosas a las que imponer tarifas y, por tanto, más posibilidad de presión.
¿Qué más puede hacer Europa? Desde luego la opción más inmediata es imponer unos aranceles como respuesta. Y aquí Europa ya los tiene listos para el acero que llegue de Estados Unidos. También se han anunciado represalias que podrían entrar en vigor a mediados de este mes y que afectarían a los coches, a vehículos, a textiles también o a bebidas, como por ejemplo el bourbon. Y se plantea incluir en la lista a la carne y también a los lácteos. Eso lo primero.
Luego está el llamado instrumento contra la coerción económica, algo que se creó hace dos años para evitar las interferencias de China en Europa, pero que no se ha usado hasta el momento. Se entiende por coerción económica cuando un tercer país intenta imponer una determinada política a otro con medidas que afectan a su comercio o a la inversión. Y la respuesta podría consistir en limitar los contratos públicos de este tercer país en cuestión, limitar el acceso de determinadas empresas, restringir sus inversiones o incluso la distribución de algunos productos.
Grandes empresas como Amazon, Microsoft, Netflix o Uber podrían estar entre las afectadas. ¿Es lo que ha hecho Trump contra Europa al imponer estos aranceles a los productos europeos? ¿Una coerción económica? Pues jurídicamente no está del todo claro y los plazos para discutir este asunto serían largos para un problema que requiere una respuesta rápida.
¿Qué más opciones nos quedan? Pues hay, quien ve en esta guerra comercial, una gran opción estratégica. Si Estados Unidos levanta un muro de aranceles a la hora de potenciar el comercio con China, con África o también con Sudamérica. Mirando nuestro ombligo, lo cierto es que España podría amortiguar el impacto de los aranceles porque las exportaciones a Estados Unidos apenas suponen un 5% del total de nuestro comercio exterior. Pero si profundizamos, encontramos sectores concretos que lo van a notar y mucho.
Y abriendo el mapa, Andalucía, Cataluña o la Comunidad Valenciana lo van a sentir especialmente. Hablamos por ejemplo del sector del aceite de oliva, que desde el campo andaluz vende el 17% de su producción en Estados Unidos. En la Comunidad Valenciana, 3 de cada 10 transformadores eléctricos que se producen tienen como destino el mercado de los Estados Unidos. En Alicante, 1 de cada 4 zapatos fabricados dirigidos a la exportación son vendidos allí, en ese país.
Y también se puede añadir la producción de vino nacional como otro sector afectado en nuestro país. Al final, podemos ir engrosando esta lista con sectores muy concretos y aunque el impacto en nuestra economía no sea decisivo en líneas generales, sí que cada una de estas industrias por sí solas son como granitos de arena que juntas, componen un mosaico con la imagen de Donald Trump.