"El Mossad ha dado un golpe de efecto para resarcirse del tremendo fallo que supuso el 7 de octubre"

La directora de 'La Tarde' analiza la explosión de los buscas de personas de milicianos de Hezbolá en el Líbano

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Vamos a imaginar que acabo de salir de la cama y no sé nada de lo que ha pasado en el mundo. Alguien me cuenta una historia de centenares de “buscas personas” que han estallado a la vez con el objetivo de eliminar milicianos de una organización terrorista como Hezbolá.

Si me cuentan esto, probablemente se me ocurriría preguntar “¿cómo se llama la película?”. Y la película se llama realidad. Hay al menos 12 personas que han muerto de verdad y casi 3000 que han resultado heridas.

Tampoco hay efectos especiales pero todo apunta a una calcula operación para engañar a Hezbolá, desarbolar sus filas y generar el caos. Y si hubiera que buscar un guionista, quizás habría que buscarlo en el Mossad, el servicio de Inteligencia exterior Israelí que ahora guarda silencio.

Su razón de ser, la del Mossad, es recopilar y analizar información sobre amenazas externas contra Israel y no le faltan. Si es necesario, esas amenazas se eliminan mediante asesinatos selectivos. Algo que estamos viendo con regularidad en Gaza aunque la población civil también pague las consecuencias.

La punta del hilo que pudo encontrar el Mossad para tejer esta operación es que Hezbolá decidió prescindir de las comunicaciones por teléfono móvil, precisamente para evitar el espionaje o los hackeos informáticos. La alternativa que encontraron fue el “busca personas”, como esos que llevaban los médicos en los años 90 para ser localizados.

Los consideraban más seguros porque funcionan por radio, no están conectados a Internet y por eso son muy difíciles de piratear. Parece evidente que la inteligencia israelí se enteró del cambio de planes y buscó cómo aprovecharlo.

Pero, ¿cómo han hecho para que los busca estallaran a la vez? La opción más verosímil es que los aparatos fueran manipulados antes de ser entregados a Hezbolá.

En algún momento el Mossad habría conseguido insertar algún explosivo. Por ejemplo el C4 que se puede moldear como la plastilina para adaptarlo a cualquier hueco y no explota con facilidad. Necesita un detonador que debería estar ya conectado y luego hay que enviar una señal que lo active. Si fue este explosivo u otro no tardaremos en saberlo porque dejan huella. La gran cuestión es cuándo y dónde manipularon los buscas.

Hay quien apunta a que fue durante la fabricación, otros plantean que dieron el cambiazo a la carga durante el traslado y otra hipótesis factible, es que la empresa que los suministró fuera una tapadera israelí desde el principio.

Hoy sabemos, por ejemplo, que la fábrica taiwanesa que supuestamente los había vendido, ahora lo niega, y señala a otra contrata en Budapest, en Hungría. También vamos conociendo que Israel habría acelerado la operación porque temía que se destapara de forma inminente.

No hay que olvidar que hablamos de asesinatos selectivos con muchos civiles heridos, pero desde el punto de vista de la inteligencia militar el Mossad ha dado un golpe de efecto para resarcirse del tremendo fallo que supusieron los atentados terroristas del 7 de octubre. Otra cosa es las consecuencias que se puedan generar desde ahora. Y esta es otra incógnita.

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