"Nadie tiene claro si estamos realmente ante un libertador o bien es el escorpión que cruza el río sobre la rana y acaba picándola"

La directora de 'La Tarde' analiza todo lo que está ocurriendo en Siria

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El 6 de marzo de 2011, unos niños hicieron una pintada en la pared de un colegio de Deraa, al sur de Siria, en la frontera con Jordania. Era un simple grafiti en el que ponía “es tu turno Doctor”. Se refería a Bashar al Assad, presidente de Siria cuya formación era la de oftalmólogo, por eso el apodo.  

En ese momento había estallado al primavera árabe y otro dictador había perdido ya el poder, Gadafi. El régimen sirio no iba a permitir ningún atisbo de protesta así que impuso mano de hierro. Esos niños del grafiti fueron encarcelados y torturados.

La reacción de pueblo no fue la que el gobierno esperaba y se inició una oleada de protestas que acabaron en una rebelión. 13 años después, ese grafiti sigue como un símbolo pero el régimen de Damasco ha sido derrocado.

Bashar al Assad ha sido un sátrapa a la antigua usanza. Ostentaba el poder en una de esas dictaduras hereditarias, imponiendo el terror bajo la protección de aliados poderosos como Rusia e Irán.

Entre sus hazañas está el ataque químico contra la población civil de Guta, en agosto de 2013. Al menos 350 personas, mujeres, hombres y niños fueron gaseados al amanecer para asegurar el efecto del gas sarín. Así que la caída de Al Assad no es una mala noticia. El problema es que nadie sabe lo que puede pasar.

La ofensiva rebelde que ha acabado con el régimen está compuesta por un conjunto variopinto de grupos con el único interés común de derrocar al Al Assad. Ahora que lo han conseguido, se ha perdido la argamasa que les unía.

En ese saco hay opositores que acabaron cogiendo las armas y pretenden una democracia, también facciones antagónicas como los pro turcos y los kurdos y además tenemos el grupo más numeroso: los islamistas de la Organización para la Liberación del Levante.

Su líder es Abu Mohammed al Jawlani. Criado en Arabia Saudí, es el hijo de un ingeniero sirio que acabó metiéndose a combatir en Irak en 2003 contra Estados Unidos. Fue encarcelado y en la prisión conoció a otros líderes Islamistas, incluidos los futuros jefes del DAESH.

Cuando se inició la guerra civil en Siria, esos contactos le valieron para liderar el grupo yihadista Al Nusra que acabó rompiendo con DAESH y afiliándose a su enemigo íntimo Al Qaeda. Por eso, organizaciones como la ONU le consideran un terrorista.

Este grupo Al Nusra ha ido evolucionando en lo que es ahora; la Organización para la Liberación del Levante y su líder Al Jawlani ha llegado con un tono muy moderado, aunque los servicios de inteligencia consideran que nunca ha roto con la matriz Al Qaeda.

Y ahora la duda es saber si Al Jawlani sigue siendo un islamista radical que pretende instaurar la sharía y solo está en una pose para ganar tiempo o bien realmente se cree eso de la democracia o algo parecido. Nadie tiene claro si estamos realmente ante un libertador o bien es el escorpión de la fábula que cruza el río sobre la rana y acabará picándola.

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