"No podemos olvidar que muchas mujeres no pueden pedir ayuda directamente, pero nosotros sí podemos dar la voz de alarma"

La directora de 'La Tarde', hoy desde Murcia, analiza la violencia machista que deja tantas víctimas en nuestro país y propone soluciones para que esta lacra se erradique

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Hoy quiero que nos detengamos en hablar de algo que duele, que incomoda, pero que es necesario decir en voz muy alta. La violencia machista mata. 

Y lo hago porque no es un problema de otros, no es un asunto ajeno, nos concierne a todos. No es una estadística lejana ni una noticia aislada. Es una realidad que está aquí, que marca la existencia de muchas mujeres y que en muchos casos les arrebata la vida.

Por eso, hoy en COPE nos estás escuchando a lo largo de toda la programación. Estamos haciendo esta acción especial con todos los programas desplegados desde diferentes puntos de España, dando voz a las víctimas, contando cómo se las atiende, en qué consisten las ayudas, los protocolos de detección, explicando por qué en el 70% de los casos no hay denuncia.

Y ojalá estas horas de radio sirvan para ayudar a todas las mujeres que nos están escuchando. Los datos que tenemos son tan escalofriantes como irrebatibles. Ahora mismo hay más de dos millones de mujeres en España que están sufriendo la violencia de sus parejas o exparejas. Dos de cada diez asesinatos en nuestro país son crímenes machistas.

Estamos a 20 de febrero y en lo que llevamos de año han muerto ya asesinadas dos mujeres a manos de sus parejas. El año pasado fueron 48 y desde 2003, cuando se empezó a llevar un registro oficial, 1.296 mujeres han perdido la vida por la violencia de género. Cada una de ellas tenía una historia, una familia, una vida. Y si hablamos de niños, la realidad es también desgarradora.

La violencia vicaria, esa que usa a los hijos como herramienta de daño contra la madre, ha dejado 62 menores asesinados desde 2013. 9 de ellos el año pasado. Pero la violencia machista no es solamente el asesinato. La violencia machista está también en el insulto cotidiano, en el control sobre el teléfono, en el miedo a volver sola a casa de noche, en la amenaza, en el golpe que no siempre deja marca visible.

Está en la mujer que tiene que dejar su casa, su ciudad y hasta su vida atrás para huir de su maltratador. Mientras hacemos nuestro día a día, vamos al trabajo, paseamos, hacemos tareas cotidianas, a nuestro alrededor hay más de 50.000 mujeres que están bajo protección policial. 50.000. Y no son solamente números.

Afortunadamente hay pasos adelante. El Pacto de Estado contra la Violencia de Género se ha renovado por 5 años, con un presupuesto que se duplica hasta los 1.500 millones de euros y con más de 460 medidas para combatir esta lacra. Y está muy bien, se está haciendo un gran esfuerzo, pero a la Administración, al Estado, hay que pedirle más.

Hace nada te contaba la historia de Catalina, una mujer de Málaga, de Benalmádena concretamente, que había denunciado a su marido y que estaba dentro del sistema Viogen. Hizo todo lo que se le pide a una víctima. Avisar, denunciar, ir a juicio. Es desalentador pensar que nada, nada de esto funcionó en el caso de Catalina o de Lina, como la llamaban.

La jueza rechazó la orden de alejamiento de su marido y este acabó matando a Lina, que no tenía ningún tipo de protección. Ocurría el pasado 9 de febrero y lo más doloroso es que ocurría, además, delante de sus hijos.

Y el 31 de enero murió asesinada Carilena. Vivía en Sama de Langreo, en Asturias. Carilena salió corriendo de su casa y tras ella su pareja, que la alcanzó y la apuñaló en mitad de la calle.

Está visto que las leyes por sí solas no bastan, pero no es solamente cuestión de los gobiernos, de la policía o de los tribunales. Es cuestión de todos, de no mirar hacia otro lado cuando sabemos que en la casa de al lado hay gritos sospechosos por las noches, de no callar cuando un amigo hace un comentario que justifica la violencia, de educar a nuestros hijos en la igualdad, de enseñarles que el amor no duele, que el respeto es lo único que puede sostener una relación.

Y tenemos que saber que se puede denunciar de oficio. Lo podemos hacer si sabemos o sospechamos que le está ocurriendo a una vecina, a una amiga o a una compañera de trabajo. Hay un teléfono, el 016, que no deja rastro en la factura y que está disponible todo el día, las 24 horas del día. Un teléfono al que pueden llamar las víctimas, pero no solamente ellas. No podemos olvidar que muchas mujeres no pueden pedir ayuda directamente, pero nosotros sí podemos dar lavo de alarma.

Pero en esta acción especial también queremos transmitir esperanza, en contar que se puede salir de este infierno. Y enseguida vamos a escuchar el testimonio de Celia. Poco a poco, ella, Celia, ha ido recuperando su vida, su autoestima. Lo ha hecho con ayuda de mucha gente y también de una compañera que se ha convertido en inseparable y que va con ella a todas partes.

Su perra, Kira, que le aporta seguridad y se ha convertido en parte de su terapia. A Celia, que vive en Murcia, la vamos a conocer enseguida. Hoy vamos a escuchar, a acompañar y también a comprender. Y nos vamos a proponer actuar para terminar con un silencio que en este caso siempre es cómplice y del que depende la vida de muchísimas mujeres en nuestro país.

Herrera en COPE

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Con Carlos Herrera

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