

"Parece que la Casa Blanca no quiere intermediarios con Putin y ni siquiera Ucrania tiene claro en qué medida tendrá voz"
La directora de 'La Tarde' analiza la Conferencia de Seguridad de Múnich y las posibles soluciones tras tres años de guerra entre Ucrania y Rusia
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Es curioso cómo a veces la historia cierra el circulo en torno a un escenario concreto. El 10 de febrero de 2007, Vladimir Putin acudió al hotel Bayerisher Hof de Múnich donde se celebraba la Cumbre internacional de Seguridad. Ese día, Putin pronunció un duro discurso contra Estados Unidos y la OTAN a quien acusaba de amenazar a Rusia con fuerzas militares en sus fronteras. Putin hablo de un mundo unipolar.
“Las acciones unilaterales e ilegítimas no resuelven problemas”, dijo Putin. “Solo crean nuevas tragedias humanas”. 15 años después, él mismo inició unilateralmente la invasión de Ucrania con la consiguiente tragedia humana. Este discurso fue un punto de inflexión en la geopolítica mundial.
Hoy, en ese mismo hotel de Múnich podemos estar viviendo un nuevo punto de inflexión con Estados Unidos tratando de parar una guerra a su manera. A la manera Trump, que puede resumirse en el palo y la zanahoria. Por infantil que pueda parecer, es lo que mejor puede definir los vaivenes diplomáticos de las últimas horas.
En este momento el protagonista es James Vance, el vicepresidente de Estados Unidos quien en el inicio de esta cumbre de Múnich ha dejado mensajes como Este.
“Las guerras se ganan con armas y Occidente no ha fabricado suficientes armas” dice Vance. Un mensaje que constata la ley del más fuerte y es un tirón de orejas a la Unión Europea.
Con esto, la Casa Blanca justifica que Europa tenga un papel secundario en una negociación que afecta directamente a su futuro. Algo así como decir “nosotros hemos pagado. Nosotros decidimos”.
Parece que la Casa Blanca no quiere intermediarios con Putin y ni siquiera Ucrania tiene claro en qué medida tendrá voz. Para la Unión Europea es difícil contrarrestar esto porque es verdad que tiene una dependencia brutal de Estados Unidos en materia de seguridad.
Sin embargo, sabiendo esto, el propio Vance dice hoy que Rusia negocia con mala fe, amenaza con sanciones y no descarta todavía tener tropas en Ucrania. Seguramente, esta presión hacia Moscú responde a que Estados Unidos también quiere negociar con Zelenski la explotación de las tierras raras de Ucrania. Lo sé, la geopolítica mundial parece un mercado persa.
Todos podemos imaginar que una negociación de este tipo no es nada fácil, pero en las últimas horas vemos a Estados Unidos dando mensajes que pueden parecer contradictorios. La negociación está en bruto y solo hay un borrador que plantea tres reuniones en Washington, Moscú y Arabia Saudí.
Europa trata de reservarse una silla sabiendo el mensaje de la administración Trump; cuando se pare la guerra, Ucrania será un asunto europeo que tendrán que afrontar directamente los europeos, aunque Estados Unidos se reserve un papel de supervisión a través de la OTAN.
Todo está cambiando porque en el fondo todo sigue igual.