Así se cocinó la Constitución Española
La Tarde hace un recorrido por los restaurantes donde se reunían los dirigentes de la Transición para redactar la Carta Magna
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Hoy nuestra Carta Magna cumple 41 años. La Constitución de 1978 es el fruto de la Transición política española, un periodo político excepcional que nos condujo de la dictadura de Francisco Franco a una democracia parlamentaria homologable a las europeas. Fue fruto del consenso y se fue fraguando en distintas reuniones de los distintos partidos políticos. Pero ¿sabemos dónde se produjeron esas reuniones?
En España todo gira en torno a una mesa. Así que podemos decir que la Constitución se coció… a fuego lento al chup, chup. En distintos sitios emblemáticos. Escenarios que aún hoy existen y que vamos a visitar. Nos vamos a colar en la cocina de un restaurante tan emblemático como L’Hardy.
Se trata del decano de los restaurantes españoles. Fundado en 1839 en la Carrera de San Jerónimo madrileña, por sus salones ha pasado efectivamente buena parte de la historia de España. Allí se han fraguado derrocamientos de reyes y políticos, repúblicas, introducción de nuevas dinastías, restauraciones, regencias y dictaduras. Si sus paredes y espejos hablaran…
Hemos hablado del papel de L’Hardy en esas primeras reuniones, pero hay más sitios donde se fue cocinando nuestra actual Constitución.
Todo el mundo sabe cuál es el papel de los 7 padres de la Constitución, que fueron Gabriel Cisneros, Miguel Herrero de Miñón y José Pedro Pérez -Llorca por la UCD; Gregorio Peces Barba por el PSOE; Manuel Fraga por Alianza Popular; Jordi Solé Tura por el PCE y Miquel Roca por Pacte Democràtic… bien, pero hubo momentos en los que la negociación se atascaba y aquí vuelve a entrar en juego la importancia de una buena mesa en nuestro país. En ese punto nacen los llamados “Pactos del Mantel”. Los representantes de los grupos políticos se reúnen en lugares privados. Uno de ellos es el Parador de Sigüenza.
El vicepresidente del Gobierno de Suárez, Fernando Abril Martorell, recibe el encargo de recuperar el consenso con el PSOE. Por el lado socialista estaba un hueso duro de roer, Alfonso Guerra. Sin embargo, consiguieron ir haciendo buenas migas en reuniones que no fueron precisamente cortas…
Fernando Tizón es el director actual del Parador de Sigüenza, en Guadalajara, un imponente castillo medieval del siglo XII. Como nos cuenta en La Tarde, es seguntino de nacimiento y en su pueblo no son de presumir mucho, pero sí hay un cierto orgullo en señalar que Sigüenza fue parte fundamental en la Transición.
Lo que sí es seguro y así ha quedado para la historia es que, a pesar de las diferencias iniciales, Abril Martorell y Alfonso Guerra cuajaron una amistad que jugó a favor del consenso final. La clave es que el de UCD era hipotenso y no funcionaba bien hasta bien entrada la noche y Guerra dormía muy poco. La amistad fue infusionando a base de café, mientras a los otros se les abría la boca.
Tenemos dos lugares fundamentales, pero ¿hay un tercero? ¿dónde se produjeron las reuniones definitivas?
Hubo reuniones numerosas en distintos restaurantes de la época, como El Escuadrón, que estaba en la calle Tamayo y Baus… en hoteles como el Palace, pero hay un lugar fundamental. En el transcurso de una larga cena en el restaurante José Luis de la calle Rafael Salgado, frente al Bernabeú… se pactan 25 artículos de la Constitución. José Luis Ruiz Solaguren fundó este grupo de restaurantes, pioneros en traer los pinchos de su Bilbao natal a Madrid. El primero en 1957 en la calle Serrano. Su hijo, José Luis Ruiz Madroño, nos recuerda aquel día señalado.
Era el 22 de mayo del 78 y, como decimos, lo de larga cena es con conocimiento de causa… el actual gerente, José Luis hijo, tenía solo 12 años… pero esta historia es de las que le han contado hasta aprenderla de memoria. Hubo recena porque la cosa se alargó hasta las 4 y pico de la mañana. José Luis nos cuenta qué comieron. “Cenaron a base de pinchos, de tortilla, de merluza... Los pinchos de José Luis de toda la vida”.
Hoy queremos rendir homenaje a esos sitos donde se produjeron aquellos “Pactos del mantel”, los lugares que acogieron con su calor y sus buenos guisos a los que tuvieron que lograr acuerdos, que no fueron fáciles, para llegar hasta nuestra actual Constitución. Para lograrlo, fue fundamental el papel de profesionales de la hostelería como Milagros Novo, propietaria de L’Hardy, como todos os trabajadores del parador de Sigüenza o toda una institución como José Luis Ruiz Solaguren, amante del producto tradicional y de calidad y prestado de servicios por naturaleza… su hijo nos deja una última reflexión: "Es verdad que se sentaron, que estuvieron hablando, que llegaron a un entendimiento gente tan dispar como había en aquel grupo. Quizás mucho de los políticos de hoy en día pues deberían de tenerlo en cuenta, dialogar más y hacerlo todo más fácil".