Deja Madrid para vivir en Uganda con solo 23 años: el inesperado motivo por el que María ha cambiado de vida

Lo contaba ella misma en 'La Tarde' a Pilar Cisneros y Javi Nieves, y explicaba por qué ha decidido quedarse a vivir ahí indefinidamente

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Deja Madrid para vivir en Uganda con solo 23 años: el motivo por el que María ha cambiado su vida

Ana Rumí

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Solo 23 años, y las ideas más que claras. Pozuelo, su lugar natal a las afueras de Madrid, no era su sitio. No era el lugar en el que tenía que vivir ni desarrollar su profesión, ni mucho menos, en el que iba a ser feliz. No, algo le llamaba desde fuera y sabía que tenía que atender esa llamada.

El lugar donde se desarrollaba su vida, era, sin duda, Uganda. Es uno de los países más pobres del mundo, de hecho, el 36% de la población, vive con solo 1,16 euros al día. Ella es María, y lo ha dejado todo, la vida que tenía en la capital, por irse a vivir a ese país africano.

Pero, ¿qué es lo que se le había perdido ahí? Nada más y nada menos que "sus niños". No, María no es madre, pero se le parece bastante. Y es que su bonito e inesperado motivo para dejarlo todo atrás y volar hasta Uganda sin billete de vuelta, lo inició, en realidad, su madre Monse. Y todo comenzó en el año 2012.

Un bebé en Uganda

Fue entonces cuando ella, junto a otra mujer llamada Maribel, crearon la ONG “Babies Uganda”, que se proponía ayudar y cuidar a esos niños que, por diferentes razones de la vida, se han quedado sin padres.

Monse vivió con esos niños y les dio una estabilidad, y tras muchos viajes, su hija María, sabía que pertenecía a ese lugar. "Mi madre intuía que yo me iba a quedar, pero no es fácil. Ella vive preocupada, igual que mi familia, pero saben que este es mi sitio" decía María. Su historia y su motivo, son dignos de contarse.

Un viaje a Uganda sin billete de vuelta

"La vida de los niños del orfanato, al final soy como su madre, les doy todo el amor que puedo y más". Es una de las frases de María, al definir el trabajo que hace ahí. Y es que ella lo dejó todo porque sabía que en Uganda la necesitaban más. Y es que la fundación de su madre nació para evitar que se cerrase un orfanato y que esos niños no se quedaran solos.

Ahora, es María quien cuida de 32 criaturas, que van desde 1 a 16 años. Ellos ocupan toda su vida y su día, pero, como reconoce en La Tarde, ella está ahí para darles todo lo que necesiten.

"No tenemos rutina establecida, con tantos niños hay millones cosas que hacer. Por la mañana se duchan, las horas están cuadradas y la comida, entre medias de todo. Los días que son tranquilos, son los más pesados, porque requieren de mucha energía, pero estoy aquí para ellos" explicaba.

Babies en Uganda, fotos de su página web

Sabe que esa es su misión en la vida, y no piensa hacer otra cosa que no sea eso. "Es algo que llevo viviendo desde que soy pequeña, porque mi madre la fundó. Cada vez me fui enganchando más, cuando tuve que elegir prácticas de la universidad, me vi en este sitio, me quedé más tiempo por el covid y fue la oportunidad para ver que este era mi sitio, quería dar oportunidades a todos los que vivían aquí" explicaba.

A pesar de todo, no ha sido una tarea ni una decisión sencilla.

Las dificultades de la misión

María reconoce que los niños tienen una predisposición innata para el baile y el arte, y que, desde que ella está ahí, han conseguido formar una familia en donde "todos se quieren mucho".

Sin embargo, no ha sido una misión sencilla, porque ha trabajado a destajo para darles oportunidades a los niños, contrayendo todo tipo de enfermedades en un corto periodo de tiempo. Desde malaria hasta fiebres tifoideas, María ha tenido que pasar por el hospital varias veces.

"Todo tiene un límite y ojalá llegar a todas partes. Te expones a muchas enfermedades, tenemos una clínica a un minuto de casa y vamos, pero si no se curan, matan" expresaba.

Y lanza un mensaje a esas personas que quieran ir de voluntarios, ya que cree que no se debe vender como "una experiencia", sino como una verdadera misión en la que no debemos olvidarnos de quienes viven ahí. "

"Ahora todo el mundo lo ve como una experiencia, y digo que eso no puede ser, tiene que ser con compromiso, no venir 15 días y luego olvidarte" expresaba.

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