Va desde Costa Rica hasta El Bierzo por lo que no pudo hacer su bisabuelo y se sorprende con lo que le dicen

Hay historias que merecen ser contadas y la que tenemos hoy en 'La Tarde de COPE' no es para menos. Tan solo un dato: 8.218 kilómetros. Esta es la distancia que hay desde Cabañas Raras, un municipio de El Bierzo, en León, hasta Costa Rica. Sí, mucho recorrido. Este fue el que hizo nuestro protagonista de hoy, Antonio Marqués, en el año 1906 en busca de una vida mejor.

Y, tras mucho esfuerzo y trabajo, logró su objetivo. Nada más asentarse abrió una tienda de ultramarinos en Curridabat, un pueblo de la provincia de San José. Esta llevaba por nombre el de su madre, La Rosa. Gracias a ella consiguió labrarse un buen futuro y formar su propia familia.

Un espíritu aventurero que va de generación en generación

Pero, al igual que le ocurre al resto de los inmigrantes, echaba de menos su tierra natal, a la que no pudo volver. Su bisnieto Roy, quien ha sido el encargado de contar a Pilar Cisneros su hazaña, tiene entendido que Antonio "estaba preparándose para regresar al Bierzo para que sus hijos lo conocieran". Esta situación no se dio. Antonio murió con 45 años.

Ha sido Roy quien lo ha hecho más de un siglo después. Él nació en Costa Rica y actualmente trabaja de guía turístico. Hace tan solo un mes se encontraba en Mallorca. Allí y gracias a un viaje de trabajo, pudo hacer su parada más esperada, pues como el mismo ha dicho "no perdía nada en ir a conocer el pueblo".

Una vez llegó, se dedicó a caminar y a preguntar a las personas que se iba encontrando. Fue cuando dio con Aquilino Guerra, la persona que durante años ha publicado varios libros en los que cuenta las historias del pueblo, entre ellas las de Antonio Marqués. Este hecho le fue de gran ayuda, ya que apenas "había visto más que un par de fotos de una tía".

Reconectar la familia, el gran objetivo

"Mi bisabuelo estuvo en la misma tarea de reconectar la familia". Y es que fue en los años 80 cuando Antonio viajó hasta España con su mujer sin ningún tipo de dato, simplemente quería investigar. "El único contacto que logró fue el de una prima", apuntaba Roy. Ahora su objetivo es seguir recopilando datos y más datos para elaborar, nada más y nada menos, que un árbol genealógico que concuerde con la realidad y le ayude a volver pronto con alguien muy especial: su madre.

María tiene 72 años y nunca ha visitado el pueblo de sus antepasados, aunque esto va a cambiar. A su hijo le gustaría que fuese con él para "conocer a algún familiar y ponerles en contacto". Queda claro que este espíritu aventurero ha pasado de generación en generación. Roy lo ha conseguido avivar buscando sus orígenes en este pueblo de El Bierzo, Cabañas.