El detalle que podría cambiar el caso de Ana Buza en Sevilla y que hasta ahora los jueces pasaban por alto
La joven de 19 años apareció en el quitamiedos de la autopista y su padre, desde el 2019, sigue luchando para demostrar que su hija fue asesinada
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Madrugada del 7 de febrero de 2019. Ana Buza apenas tiene 19 años, y se acaba de subir en el coche de su novio, Rafael. Ambos van por la carretera desde Lora del Río, en Sevilla, a Carmona.
Circulan a 117 kilómetros por hora, una velocidad bastante superior a lo permitido en ese tramo, que está regulado para circular a 80 kilómetros por hora. A las horas, se le encuentra a Ana detrás de unos quitamiedos en un carril de desaceleración. Estaba muerta.
La primera hipótesis apunta a un suicidio, pero, dadas las “extrañas circunstancias”, su padre quiso seguir investigando. Y es que, a las 36 horas de su muerte, se archivó el caso. Él, Antonio Buza, estaba seguro de que Ana había sido atropellada intencionadamente por su pareja, por Rafael.
Después de tanto tiempo, Rafael se sentará, por fin, en el banquillo por homicidio imprudente. Aun así, Antonio Buza recurrirá porque cree que, de ser homicidio es, al menos, doloso. Hay que recordar que Rafael dio, entonces, hasta cuatro versiones diferentes.
Pablo Muñoz, periodista de sucesos de ABC, nos aclara más detalles sobre este caso.
Los informes que ha recabado su padre
Antonio Buza, desde el primer momento, ha sostenido que el caso tiene algo de raro y, como padre coraje, ha hecho todo lo que está en su mano para demostrar que su hija, en realidad, fue asesinada.
“El caso se archiva a las 36 horas sin abrirse una investigación previa. Se impuso que había sido un suicidio, pero Antonio logró abrirlo y a los tres meses acudió el novio por primera vez como testigo” comenzaba contando Pablo Muñoz.
Y es que, a pesar de todo, el padre de Ana ha seguido recurriendo cada informe, porque no está conforme con las calificaciones jurídicas que se le han dado al caso.
Por eso, decidió investigar por su cuenta para poder demostrar que su hija había sido asesinada. “Presenta hasta diez informes. Dos de ellos, realizados por un criminólogo. Otros, por ingenieros aeroespaciales expertos en aerodinámica, y otros tres informes de forenses” contaba.
“El padre ha presentado dos informes de análisis de teléfono móvil y correos que ponen evidencia celos, acoso y violencia que Rafael ejercía sobre su hija. Dice tener pruebas de que borró el historial y cientos de archivos tras su muerte” aseguraba Pablo Muñoz.
Y es que, según Antonio Buza, “no han tenido en cuenta estos informes, que ni los han evaluado. La muerte de Ana no es compatible con un atropello, dicen, pero sí con la salida de la chica del turismo en marcha. Se abrió a la puerta, cayó a la carretera” decía.
El detalle que podría cambiar todo el caso
Como decía Pablo Muñoz, hay un dato interesante en este caso que han pasado por alto hasta ahora los jueces. “La psicóloga de Ana, a la que había recurrido antes, decía que era víctima de violencia de género, sin duda. Solo cuatro días antes tuvo sesión, es un caso bastante complicado” aseguraba.
Además, por las lesiones y facturas que presentaban, no tiene mucho sentido la hipótesis de que se suicidase tirándose por la puerta en marcha. “El padre lo tiene claro y pide que se dejen asesorar por expertos. Tiene derecho a que se despejen todas las incógnitas” sentenciaba.