La drástica decisión de un colegio de Lugo para que los alumnos empiecen a prestar atención: "Muy distinto"
En 'La Tarde' hablamos con varios profesores y pedagogos de este centro para que nos cuenten qué es lo que han hecho y cómo funciona
Madrid - Publicado el - Actualizado
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En la última década la digitalización en las aulas ha estado en auge en Europa. Sin embargo, ahora algunos países o centros educativos se están planteando los beneficios de esta decisión. Es el ejemplo de Suecia, que en 2023 decidió dar marcha atrás por los malos resultados de sus alumnos en comprensión lectora.
También hay casos en España: en el colegio de educación infantil y primaria de Celeiro, en Viveiro (Lugo), tras cuatro años de experiencia con el uso de ordenadores en el aula han decidido volver al libro de papel y a los apuntes a mano. De la misma manera, han actuado en el Instituto Pintor Antonio López de Tres Cantos, en Madrid, donde eliminaron las tablets hace 3 años, y en el colegio Arenales, en Arroyomolinos (Madrid), en el que desde hace dos años, en algunas asignaturas como Lengua y Matemáticas, también las han eliminado.
María José Yrazusta es profesora de lengua, inglés y matemáticas de 1º y 2º de primaria en el colegio Arenales. En la comparación entre el momento en el que se empezaron a incluir los dispositivos tecnológicos en las aulas y el momento actual, Yrazusta aprecia diferencias que explican la decisión de su retirada: “Debemos adaptarnos a la situación actual. La situación que teníamos hace 10 años cuando implantamos estos dispositivos en las aulas era muy distinta a la actual. Hoy día el uso que hacen de los dispositivos ha aumentado mucho y esto trae unas consecuencias”.
La profesora se refiere a las capacidades de los alumnos, para los que si en un momento sirvieron de ayuda las tablets, ahora suponen una distracción: “En aprendizaje de contenidos vemos una pérdida del sentido de relevancia, se merma la capacidad atencional, y nos encontramos también la mayor impulsividad con la que vivimos, la inmediatez”.
La marcha atrás en la digitalización de las aulas ya ha evidenciado los problemas que suponía su uso en el desarrollo de los alumnos en materias tan importantes como la lengua o las matemáticas: “Nosotros vemos que han mejorado las competencias lectoras con velocidad, ahora pasan sin dificultad de aprender a leer a aprender leyendo. Y esto repercute en el resto de áreas como en el razonamiento matemático”.
La decisión que ha tomado este colegio
En el colegio Arenales han decidido retrasar el uso de dispositivos hasta a partir de 5º de primaria, donde los alumnos están más habituados a utilizarlos en su día a día, aunque Yrazusta advierte de que es precisamente en casa donde los usan de forma más perjudicial: “El uso de la tecnología no es malo en sí mismo, el mayor peligro está fuera de las aulas, que es donde realmente se encuentran día a día con estos dispositivos sin un control. Debemos ser conscientes de que estar muchas horas frente a una pantalla puede traer unas consecuencias y debemos responder ante ellas”.
En la entrevista también ha participado Catherine L’ecuyer, doctora en educación y en psicología, y autora del libro ‘Educar en la realidad’, donde advertía de los peligros que podía traer la digitalización en las aulas hace ya una década.
Para L’ecuyer, introducir y eliminar los dispositivos de las aulas responde a corrientes que no tienen un fin claro respecto a la educación: “Creo que el hecho de que nos hayamos apuntado al carro de forma masiva y ahora que están dando marcha atrás en otros países vayamos haciendo todo lo contrario, es la punta del iceberg de la demostración de que hay una falta de criterio pedagógico.”
La doctora afirma que la idea de que los niños aprendan de forma autónoma gracias a las tablets o los ordenadores es un error, ya que no hay un control del criterio: “Detrás de esos cambios lo que hay es que no entendemos cual es el fin de la educación. Las tablets son vínculos de pedagogías constructivistas, esa idea de que el niño construye su propio aprendizaje a través de un lugar descontextualizado como es internet”.
Coincide con Yrazusta en que la exposición constante a contenido de todo tipo lleva a los niños a no saber distinguir lo realmente importante: “Cuando hacemos el scrolling infinito lo que estamos haciendo es decidir donde vamos a hacer clic y donde no, pero en realidad no hay una decisión, estamos convirtiendo al usuario en un dispositivo al remolque de los estímulos, y se pierde el sentido de lo que es relevante.”