Un estudio del CSIC descubre que algunas ratas ya resisten los raticidas: ¿Cómo se puede acabar con ellas?

Un equipo de científicos del Instituto Nacional de Investigaciones y Tecnología Agraria y Alimentación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, ha identificado mutaciones en poblaciones de ratas que provocan resistencias a los raticidas.Este tema es cuanto menos llamativo, y Pilar Cisneros ha querido tratarlo en 'La Tarde' junto al divulgador científico del programa, Jorge Alcalde, y José María Navas Antón, ¡uno de los investigadores de este estudio.

Todos nos preguntamos cómo han podido desarrollar resistencia a venenos tan potentes como los raticidas, Jorge Alcalde lo explica: “Eso es lo que tiene la selección natural, la genética y la herencia genética. Cuando se producen estas mutaciones bien por azar, o por un factor externo pueden producir beneficios en algunos casos a la especie que las aloja. En este caso el beneficio es que no funciona ese mecanismo por el cual la mayoría de los rodenticidas o raticidas matan a las ratas, es decir que se hacen resistentes”.

Por los micrófonos de 'La Tarde' también ha pasado José María Navas Antón, investigador del CSIC en el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria, uno de los expertos que ha formado parte de este estudio. Ha explicado que los raticidas anticoagulantes son venenos especialmente fuertes, y que para comercializarlos se necesitan una serie de permisos: “Se ha dado permiso desde la Unión Europea para comercializarlos y utilizarlos, con la condición de que los países miembros hagan una serie de estudios para saber si se están desarrollando resistencias a estas sustancias en poblaciones de roedores. Porque si encima de que son tan potentes, hay resistencias ya no tienen sentido su uso”.

La potencia de los rodenticidas

¿De verdad son tan peligrosos? Son tan fuertes que pueden provocar envenenamientos secundarios y terciarios. El experto ha querido explicar esto último con un ejemplo para facilitar la comprensión: “Si un ratón de campo muere por este raticida y después se lo come un gato, puede acabar muriendo ese gato. Y si un ave carroñera se come a ese gato, puede acabar muriendo también”. Esto es un buen ejemplo para entender la potencia de estos venenos.

Este estudio aún se considera preliminar, pero ya se han podido descubrir ciertos detalles que resultan interesante. Han encontrado mutaciones tanto en rata de alcantarilla como en rata negra, y las unas se diferencian de las otras: “Hemos visto que en principio la rata negra es menos sensible a estos productos que la rata de alcantarilla. Además, hemos visto que aparentemente hay una mayor frecuencia de mutación en la rata negra que en la rata de alcantarilla. Esto ya nos da una indicación de que a lo mejor el modo de gestión de la aplicación de los rodenticidas debe ser distinta dependiendo de las regiones en las que nos encontremos y de la especie a la que nos estemos enfrentando”

¿Qué soluciones hay?

El experto ha sido claro, puede solucionarse por una vía científica y por la vía más tradicional, la física: “Encontrar otra enzima sería muy interesante. Aunque a nivel europeo se está hablando ya de que se utilicen medios físicos para enfrentarse a poblaciones de roedores, básicamente trampas”.