Un pediatra habla sobre el aceite de colza, que provocó la intoxicación de 20.000 personas en 1981
Inicialmente, se pensó que podía ser una neumonía, pero un estudio reflejó que se trataba más de una intoxicación alimentaria
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En julio de 1981, tuvo lugar en España un gran número de intoxicados por el aceite de colza. Llegó a afectar a 20.000 personas y provocar la muerte a 4.000, la mayoría de ellos niños. Todo tuvo su origen en la falta de controles alimenticios que permitió la comercialización de aceite de colza desnaturalizado, un producto que contenía una sustancia tóxica, la anilina, que envenenó a miles de familias que vivían en los barrios más pobres.
El médico Juan Casado y su equipo de médicos del hospital Niño Jesús de Madrid fueron quienes descubrieron la causa de la mayor intoxicación de la historia de España. Tras 50 años como pediatra ha dado su adiós a la profesión. Sin embargo, como explica en su libro, “Recuerdos y confesiones de 50 años de pediatría”, es médico de "vocación" y seguirá ayudando sus pacientes "hasta el día que se muera”.
El pediatra se reafirmó en esta idea en 'La Tarde' explicando que, mientras su cabeza y su cuerpo “aguanten y tengan capacidad para escuchar y entender los niños enfermos” seguirá trabajando. En cuento al cómo consiguió llegar a la solución, dice que no fue un hallazgo casual. Si no, producto de un estudio concienzudo acerca de lo que podía ser y que no.
Recuerda que en ese tiempo, los niños llegaban “en docenas” y de manera que terminó por llenarse el hospital de niños, “saturándose las urgencias e interrumpiéndose los quirófanos”. Explica que los propios médicos tenían miedo por contagiarse, ya que se suponía, a través del propio ministerio de Sanidad, que era "una enfermedad infecciosa producida por una bacteria”. De tal manera, trataron a todos los niños con un antibiótico para combatir el germen. “Teníamos que atender a los niños con el miedo metido en el cuerpo como ahora con el coronavirus”, recuerda.
Vieron pronto que debía ser una intoxicación
Sin embargo, vieron muy pronto que no podía ser una neumonía porque los pacientes no mejoraban con el tratamiento. Se reafirmaron en que no podía ser esa la enfermedad al realizar un ensayo agrupando los niños y dándoles diferentes antibióticos y placebo, y terminaron por ver que no cambiaba nada. Entonces, llegaron a la idea de que no era una infección porque en una calle "una serie de personas sí se infectaban" y los del otro lado de la acera "no", “y un microbio no para en la puerta del pasillo”. Por lo que tenía que ser una intoxicación.
Hicieron una encuesta pormenorizada sobre lo que comían tanto los niños que enfermaban y los que no. Esto les hizo llegar a pensar que tenía que ser un aceite determinado, “que se compraba en mercadillos y que se vendían en garrafas de cinco litros”. Fueron al Ministerio, donde reconoce que no le hicieron mucho caso, y se quitó el aceite y la intoxicación desapareció.
El médico ha reconocido que agradece a su padre el haber aprendido el uso de la mecanografía, ya que le ha dado la facilidad de poder mirar a los ojos del paciente mientras tomaba nota. Para Juan Casado, “la medicina se basa en cosas sencillas", y la mayoría de los pacientes necesita que el médico entienda lo que les dice, “que les mire, les palpe” interpretando los sonidos, el tacto, etc.
Es importante el contacto con el paciente
“La medicina se basa desde hace mucho en la exploración, en entender, en preguntar”, algo que explica que si no se hace así de nada sirven los análisis. Algo que, según el médico, en el día de hoy se ha quitado por el empleo del ordenador, que no permite pedir un análisis si no se rellena todos los datos.
Considera que hay en algunos casos un exceso de pruebas. “La medicina es una rama de conocimiento complicada y lenta”, explica poniendo como ejemplo el uso de algunos instrumentos que incluso le pasó a él que ha ido conociendo con la experiencia y el paso del tiempo.