Expertos en Policía Nacional aclaran si el infiltrado de Barcelona cometió abuso sexual: “A nivel legal..."
Los periodistas Cruz Morcillo y Pablo Muñoz analizan la operación en la que un agente ha sido denunciado tras haber mantenido relaciones sexoafectivas con independentistas
Madrid - Publicado el - Actualizado
3 min lectura
Expertos en Policía Nacional, los periodistas Pablo Muñoz y Cruz Morcillo, aclaraban este viernes en La Tarde si realmente el agente infiltrado de Barcelona ha cometido abuso sexual, como le acusan. Y es que la historia se ha convertido estos días en un sensación en redes sociales: Daniel llegó a Barcelona en la primavera de 2020. Concretamente, al barrio de Sant Andreu de Palomar. Procedente de Mallorca, este joven Policía Nacional, cuyo verdadero nombre es otro, tenía como misión controlar los movimientos independentistas pero para ello, debía infiltrarse.
No le costó demasiado. Una enorme estrella del caos, símbolo relacionado con el anarquismo, tatuada en la rodilla, pendientes de anilla, cabello peinado en cresta y camisetas con mensajes antifascistas y contra la policía consiguieron que se ganara la confianza de todos, incluidas las 5 mujeres que pertenecían al centro social okupa La Cinètika, en la capital catalana, con quienes mantuvo relaciones sexuales y que ahora le denuncian por delitos de abusos sexuales continuados, tortura o contra la integridad moral, descubrimiento de secretos e impedimento del ejercicio de los derechos civiles. Todas ellas reconocen que, de haber sabido que era policía infiltrado, no habrían dado su consentimiento y, por lo tanto, se ha atentado contra su autonomía sexual.
Además, ERC, la CUP y Podemos hablan de un caso de espionaje al independentismo catalán y quieren que Marlaska lo explique en el Congreso.
“Es preocupante que hayan revelado su identidad”
En palabras del periodista de ABC, Pablo Muñoz, es especialmente preocupante “que se haya revelado la identidad del policía”. “Se ha producido un señalamiento, se le ha puesto en la diana por sentirse pardillos. Además de una forma muy dura, con difusión de fotografías y lemas muy agresivos”, critica en COPE.
Por su parte, Cruz Morcillo ha querido diferenciar entre las labores de un agente infiltrado y uno encubierto, siendo el primero el caso de Barcelona: “En el caso de este concreto está autorizado, tiene un DNI o varios que los autoriza la Secretaría de Estado de Seguridad, que se otorgan a determinados grupos de investigación. Cuando un juez lo autoriza es otra figura, que es el agente encubierto, pero en este caso fue por el Ministerio del Interior, no es un identidad real pero es un documento oficial”, explica.
“Estos infiltrados captan la información y la transmiten, pero no se judicializa, no están investigando ningún delito, están consiguiendo información, ya lo haga cada uno es decisión propia. Lo único que no puedes hacer es incitar a cometer un delito ni nada ilegal”, matiza Muñoz.
¿Ha cometido el infiltrado abuso sexual?
Según subraya Morcillo los agentes infiltrados “se suelen emplear para investigar grupos de información”. Pero la pregunta del millón es: ¿se podría considerar que el agente ha abusado sexualmente de las mujeres? ¿Está justificada su actuación? Esta última pregunta es un sí por parte de Muñoz, que señala la peligrosidad de algunas actuaciones de los CDR en el pasado.
“Hay que decir que de momento no se han admitido las querellas, pero lo que alegan es que no habrían mantenido esas relaciones sexoafectivas de saber que era policía y, aunque lo consintieron, no era un consentimiento real. Utilizan una doble figura”, añade Morcillo que, insiste, “desde el punto de vista del derecho se está diciendo de forma mayoritaria que no tiene encaje que se considere consentimiento viciado”.
Incide Muñoz en que lo que ha hecho es absolutamente legal: “lo del consentimiento viciado puede resultar hasta ridículo, por la razón de que no tienes la obligación de desvelar quién eres. Es un caso claro”.
Por último, Cruz Morcillo ha querido desvelar que desde la Policía aseguran que no van haciendo esto habitualmente: “cada uno tiene su método mientras no cometa un delito, aunque no suelen hacer esto, porque puede pasar que, con sentimientos de por medio, el agente tenga el riesgo de pasarse al otro bando. No hay protocolos”, concluye en La Tarde.