Fernando de Haro acompaña a los fieles en el último día de capilla ardiente de Benedicto XVI: "Es una emoción"

COPE sigue en Roma. Tercer y último día para poder despedir a Benedicto XVI, fallecido el pasado sábado a los 95 años, en su capilla ardiente. Unas 65.000 personas la visitaron el lunes, se calcula que unas 70.000 durante la jornada de ayer, y hoy parece que se van a superar esas cifras con creces.

El copresentador de 'La Tarde', Fernando de Haro, ha tenido la oportunidad de pasar de nuevo por la basílica de San Pedro. Para los periodistas se organizan una serie de visitas a lo largo, pero Fernando ha preferido hacer el recorrido que hace un peregrino normal, con una cola de 30 a 45 minutos. El ambiente iba cambiando conforme se acercaba a la basílica, de un ambiente más relajado al silencio y respeto. Algo que le ha parecido muy llamativo a Fernando es la cantidad de idiomas que se oyen en la cola: italiano, inglés, portugués, alemán, francés. Estas son las impresiones que ha recogido el copresentador de 'La Tarde' en la cola de la capilla ardiente.

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Fernando de Haro, desde la cola de la capilla ardiente de Benedicto XVI: Esto no se vive todos los días

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Fernando de Haro habla con el cardenal Cañizares en la capilla ardiente

Allí ha recogido las impresiones de feligreses y turistas que han querido pasar por la basílica de San Pedro a darle un último adiós a Ratzinger: "Sus catequesis nos ayudan a crecer como familia" "Es una emoción" "Su humildad y caridad nos ha hace mejores personas".

Fernando continúa su camino hasta regresar a la capilla ardiente. Allí ha tenido la oportunidad de hablar con algunos de los visitantes, entre ellos, el cardenal Antonio Cañizares, arzobispo emérito de Valencia.

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El cardenal Cañizares, desde la capilla ardiente de Benedicto XVI: Ha llegado a la vida eterna

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Mientras tanto se ultiman los preparativos para la celebración de este jueves del funeral, que será presidido por el papa Francisco en la plaza de la basílica de San Pedro, a partir de las 9.30 horas (8.30 horas) pero oficiado por el cardenal decano Giovanni Battista Re, debido a los problemas de movilidad del pontífice argentino.