La foto de Fernando de Haro: "Con una mano le sujeta la cabeza y con la otra le pasa la navaja"

La foto de hoy está tomada en la calle. En una calle con el cielo gris, con fachadas sucias, con fachadas pretenciosas de un tiempo que nunca ha existido, con terrazas sin acabar, con motocarros viejos, una calle con escandalera de país pobre y con mucha vida. Detrás de un muro bajo, un barbero se aplica en un trabajillo que está despachando con calma. El barbero luce una camisa roja muy llamativa y se ha tintado el pelo de rubio. Como es un hombre curioso y tiene que dar publicidad a sus habilidades está peinado con mucho oficio y con algo de laca sobre las patillas. Su cliente o su compadre está sentado en una silla de madera maltratada, del respaldo de la silla se levanta un reposacabezas en el que se reposa poco. El cliente o compadre gira la cara cubierta con espuma mientras el peluquero le rae una de las mejillas. Con una mano le sujeta la cabeza y con la otra le pasa la navaja. Como en toda barbería que se precie hay concurrencia que comenta las últimas noticias, que cuenta historias y que obtiene el asentimiento o la crítica de la audiencia. En esta caso la concurrencia está formada por un solo paisano que, sobre la tapia, se agarra las rodillas con las manos. El curioso se llama Sefo Levy y mientras ve cómo el barbero se aplica, cuenta algo que ha sucedido en el barrio. El hijo de uno de los vecinos se ha marchado a una tierra lejana, no se sabe nada de él. El muchacho le pidió a su padre todo lo que tenía ahorrado para sus estudios. Siempre fue un zascandil y ahora anda por ahí. Hay mucha curiosidad por lo que haga el padre cuando al hijo se le acabe la mecha.