La foto de Fernando de Haro: "Nos quedamos sin saber qué es la vida para el muchacho"
Escucha La Foto de hoy elegida por Fernando de Haro al cierre del programa.
Publicado el - Actualizado
1 min lectura
La foto de hoy está tomada en una frontera, en la tienda de campaña de una frontera en un día de mucho calor. La tienda es grande, cabe un grupo de personas de pie bajo las lonas. Un sol de castigo se cuela por la puerta. Varios uniformados miran sin mirar como una mujer joven se derrumba, seguramente está insolada y deshidratada. No es fácil mantener los ojos fijos en un cuerpo vencido por la fatiga y el cansancio, un cuerpo sediento y exhausto. A la chica le han puesto una toalla húmeda en la cabeza y parece una virgen dolorosa. Con los parpados caídos y la boca entornada se deja caer. Rodaría por el suelo si un mozo fuerte no la sostuviera recogiéndola por debajo de sus brazos flacos. El muchacho viste de negro, con pantalones de faena y una camiseta ajustada. Se ha visto sorprendido por el desmayo. El muchacho es robusto, veremos si le acompaña el ánimo para soportar un peso más difícil de sostener con el alma que con los músculos. El muchacho tiene los bíceps trabajados, los ha labrado con horas de gimnasio, a base de ejercitarse, de subir y bajar pesas, de estirarse, de moldearse. El muchacho ahora no se mira la anatomía en un espejo, no piensa si se gusta o si se deja de gustar. Simplemente socorre una necesidad, evita un accidente, impide que la chica se haga más daño. El muchacho tiene un gran tatuaje en el brazo con una frase de dos líneas. La primera linea se lee con claridad, dice “la vida es”, pero la segunda línea está borrosa en la foto. Nos quedamos sin saber qué es la vida para el muchacho. En realidad no nos hace falta ninguna definición, es suficiente con mirar.