La foto de Fernando de Haro: "Lo pequeño es la esencia de lo inglés"

Foto tomada en la campaña electoral inglesa. Por una británica campa asciende serpenteando un antiguo camino, un camino sin asfaltar, que acaba de hacer una profunda curva. La hierba ha cogido destellos trigueños e incluso se ha agostado. En la modesta cuneta hay incluso pajas secas.. En el repecho del camino rural, en Inglaterra, siempre todo tiene que ser rural, asciende un Austin Martin pequeñísimo, el coche parece una maqueta o un triciclo para niños. La chapa de amarillo limón está a juego con la hierba seca. Las ruedas de automóvil son como de bicicleta. Los faros, exentos, parecen los ojos de un personaje de dibujos animados que se riese con la boca del guardabarros. El Austin es descapotable, está sin capota. Y sus dos pasajeros, tan estrecho es el interior del coche, parecen estar a punto de rebosar y a caerse al camino. Para ser inglés, genuinamente inglés, hay que viajar en un coche muy pequeño, vestir un traje muy gastado y pequeño, haber estudiado en una clase muy pequeña, desayunar huevos con salchichas en una cocina muy pequeña, tomarse una cerveza negra en una pequeña y estrecha barra de un pub. Lo pequeño, salvo para los reyes y para los ricos, es la esencia de lo inglés. Hasta el parlamento es estrecho, cuando habla el portavoz de un grupo casi le llegan el aliento al líer del otro grupo. Lo pequeño es hermoso dicen. Pero luego dominan con un gran imperio el mundo. Lo pequeño es hermoso hasta que deja de serlo porque a menudo lo pequeño provoca que la vida se vuelva rancia, que haya disputas por la herencia de la campa, que uno se golpee con las cuatro esquinas de siempre. Si hay que disputar que sea por terrenos grandes y abiertos, por tesoros inmensos, por ínsulas, si hay que penar que sea por un horizonte distante, por un mundo ancho, tan ancho como el corazón.