No es el dinero: la razón por la que es difícil que se hablen las lenguas cooficiales en el Parlamento Europeo

En 'La Tarde' hablamos con una intérprete que ha trabajado en las instituciones europeas y nos explica cómo se trabaja y en qué cambiaría si se aceptase la propuesta del Gobierno

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Las razones por las que es difícil que se hablen las lenguas cooficiales en el Parlamento Europeo

Ana Rumí

Publicado el - Actualizado

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Mañana es el día en el que se aborda esa propuesta española de hablar vasco, catalán o gallego en el Parlamento Europeo. Y es que Puigdemont quiere que en la institución europea se hable las lenguas cooficiales, en una institución, por cierto, en la que se hablan 24 lenguas. No es fácil que se apruebe porque, entre otras cosas, de hacerse costará unos 40 millones de euros anualmente.

Serán los ministros de Asuntos Exteriores los que, reunidos mañana, estudiarán el tema. Pero, ¿cómo se llevará a cabo? ¿Cómo es el trabajo de los traductores ahí? Pues es lo que preguntamos en La Tarde a María de la Rubia Gómez-Morán, traductora e intérprete, gerente de Tradeuro. Entre sus labores, se ha dedicado a ser intérprete en las instituciones europeas. Ella misma nos contaba lo complicado de traducir en ese entorno, porque, para empezar, la infraestructura para ello es muy específica.

"Hay diferentes cabinas, trabajas hacia tu lengua materna y tienes lenguas de trabajo que son la B, la lengua que eres casi nativo a la cual tu puedes traducir, la C, desde la que tu traduces, pero tú no traduces hacia ella" explicaba.

Los problemas que acarrearía esta propuesta

La forma en la que trabajan en las instituciones europeas los intérpretes es muy específica, porque, como explicaba María, se trabaja en distintas cabinas y lo hacen por parejas, porque "mentalmente no puedes cubrir más de cierto tiempo, cada 30 minutos tenemos que cambiar, imagínate en un entono de otro idioma, en un tema que igual no conoces".

Por tanto, uno de los problemas que acarrearía esta propuesta tiene que ver con la reforma de las cabinas, ya que, de momento, no hay infraestructura para cubrirlo todo. "El problema es contar con las instalaciones adecuadas, tendrán que reformar el parlamento o instalar cabinas movibles. Es un lío que realmente no lo entiendo, el español lo entiende todo el mundo, hacemos inglés, alemán, italiano...Pero el castellano es el idioma pivote" explicaba.

Igual nos lo expresaba nuestra compañera Paloma García Ovejero, corresponsal en Bruselas, que decía que esto se abordará en un consejo de asuntos generales en el que se tratan temas transversales, y será el ministro Albares quien "tiene que hacer el equilibrio imposible".

"Hemos sabido en estos días que el viernes hubo una reunión preparatoria, que eso lo hacen siempre los 27 embajadores, sabemos vía no oficial que hubo varios que dijeron que ni siquiera se hablaba de dinero, es que mucho antes de llegar hablamos de los principios de la unidad de la Unión Europea, y que las lenguas por ejemplo son un tema tabú en Francia" explicaba.

Por tanto, nos decía que serán más países los que se opongan a la propuesta, más de los dos iniciales (Finlandia y Suecia). "Me consta que al menos hay 14 que han dicho que, para empezar, hay que estudiarlo, que no va a ser de hoy para mañana, que tienen que dar su opinión y que cualquier cambio requiere unanimidad, como mucho mañana consiguen que se abra el debate y se empezarán a pedir los informes" sentenciaba nuestra compañera.

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