La alternativa de una pedagoga para entretener a los niños sin pantallas cuando comes fuera de casa

'Phubbing' es el término que define la situación de padres e hijos que se ignoran entre sí por el uso de dispositivos mientras comparten habitación

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Una psicóloga infantil y familiar revela cómo aumentar el tiempo de calidad en familia sin pantallas

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Hace unos años era muy común que toda la familia se pusiera a ver el mismo programa de televisión. Ahora, ese rato puede parecer que se comparta, pero en realidad no es así. Aunque la tele esté encendida, uno puede estar con el móvil jugando a algún videojuego, otro viendo una serie diferente en una tablet y otro repasando sus redes sociales.

Este comportamiento se conoce como Phubbing, compartir habitación pero estar separados por pantallas. Juntos, pero aislados tras esa barrera física. Más de la mitad de los españoles han confesado que los dispositivos reducen su tiempo de vida familiar; a un tercio, les generan conflictos más de una vez a la semana; y a un 16 por ciento, les provoca problemas diarios.

"Hay que hacer un esfuerzo porque nos fabricamos la idea de que las necesitamos y no es cierto", dice el escritor y columnista, Daniel Gascón, sobre las pantallas.

Evitar la asociación 'hora-pantalla'

En 'La Tarde', la pedagoga y experta en psicología infantil y familiar, Noelia Esteban, ha relatado cómo revertir estas situaciones y cómo evitar que no se den. Comienza avisando que es más fácil prevenir que dar marcha atrás e incide en que los padres tienen parte de culpa porque "los hijos les imitan y reconocen estar prácticas como buenas y del día a día".

Recuerda que, según la OMS, los niños hasta los dos años "deberían ver 0 pantallas". Esto se debe a que su cerebro no está preparado para recibir tantos estímulos "de color y movimiento" y le quita "tiempo de juego de calidad".

A los tres años, el máximo se encuentra en una hora, pero recomienda que no sea de manera seguida. Si se educa de esta manera, el niño sabe que, cuando se acaba, te tiene que dar el dispositivo. Sin embargo, si hay que revertirlo, "tendríamos que hacer un pacto" en el que se habrá que sufrir unas primeras rabietas, aunque "lo irá creando como norma".

Esteban avisa que las pantallas tienen "una parte que es adictiva". Por ello, es necesario "poner pautas claras". Hace hincapié en que no se les entregue siempre a las mismas horas, para que no cree una asociación del momento del día con esta actividad.

El 'kit sorpresa' para salir a comer fuera

Para esos padres que salen a comer fuera y les dan el móvil a sus hijos para que no molesten, les aconseja otro objeto al que ha bautizado como "kit sorpresa" o "cesta mágica". En función de la edad, se puede meter cualquier juguete, pinturas o muñecos e invitar al niño a que saque uno aleatoriamente. Cuando se canse de él, se guarda el que está usando y se vuelve a extraer uno nuevo.

Sin embargo, también es importante introducirles en la conversación con los adultos "en la medida de lo posible", permitir que se aburran y que sean consciente de lo que comen, para que aprendan a saber cuándo se sacian.

Un pacto no negociable

En el caso de los adolescentes, tratar de hacer alguna actividad juntos. "Lo primero es buscar algo que les interese a ellos". En este caso, debe tratarse de un pacto no negociable, en el que sí se puede variar lo que se hace.

El verano es un buen momento para conseguir esta meta. Durante el curso, el adolescente se pasa 8 horas en el instituto, con compañeros y profesores. Si al volver a casa se le sugiere eliminar el tiempo con el móvil, pueden cerrarse a hacerlo. En vacaciones, es más sencillo llegar a ellos a través de sus intereses, "generando un hábito más saludable", concluía.

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