¿Por qué la Torre de Pisa ya no se inclina?

La Torre de Pisa es la torre campanario de la catedral de Pisa, que tardó en edificarse 177 años

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¿Por qué la Torre de Pisa ya no se inclina?

Eva Fernández Huéscar

Roma - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Un equipo de ingenieros ha conseguido frenar su inclinación, reduciéndola en 4 centímetros. Se trata probablemente de uno de los edificios más “vigilados” del mundo y gracias a los trabajos de consolidación que llevan realizándose desde hace 17 años se ha conseguido revertir su inclinación en unos 4 centímetros.

La Torre de Pisa es la torre campanario de la catedral de Pisa, que tardó en edificarse 177 años. Cuando comenzó a construirse en el siglo XIII, los arquitectos no se dieron cuenta de que el terreno era muy poco consistente por lo que comenzó a inclinarse incluso antes de que estuviera terminada.

Esta circunstancia la convirtió en famosa desde el primer momento, pero paralelamente su inclinación continuada ha preocupado a las autoridades hasta que por fin puede ha podido confirmarse su estabilidad. Así lo acaba de asegurar un comité internacional de expertos.

Este grupo de vigilancia estudia y analiza constantemente los movimientos del monumento, cuyo campanario tiene 57 metros de altura y una masa de 14.453 toneladas. La inclinación de la torre se ha mantenido en líneas generales en unos 5,5 grados durante siglos.

En el año 1990, dado que se iba verificando un micro-hundimiento cada vez mayor, las autoridades decidieron cerrar la Torre al público para las obras de consolidación. Fue reabierta al público el 15 de diciembre de 2001 después de 11 años de trabajos. Lo que ha sorprendido a los científicos es que haya conseguido mantenerse en pie en una zona propensa a terremotos. Que se sepa ha sobrevivido a cuatro fuertes terremotos que han afectado a la región desde 1290.

Científicamente hablando, la explicación se encuentra en las características del famoso suelo blando y un término denominado "interacción dinámica suelo-estructura". Digamos que la estructura vibra al margen del movimiento del suelo, por lo que no se viene abajo.

Esto no significa que el edificio no termine cayendo. Por este motivo se le vigila constantemente. En la primera restauración de urgencia se colocaron 900 toneladas de contrapeso de plomo en el lado norte de la torre, mientras pensaban en un mejor plan para frenar su descenso.

Los ingenieros también instalaron equipos que les permitieron hacer ajustes en la presión del agua debajo de la torre, controlando aún más la inclinación.

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