En 'La Tarde'
"Lo que hacen las mafias con los mendigos rumanos es crimen organizado"
Cruz Morcillo y Pablo Muñoz analizan en 'Expediente Expósito' cómo operan estas mafias rumanas y responde a quién es el comisario Villarejo.

EXPEDIENTE EXPÓSITO: Las mafias rumanas que utilizan a menores y discapacitado para pedir en las calles
Madrid - Publicado el - Actualizado
3 min lectura
Las mafias rumanas compran niños, y también mutilados, para ponerlos a mendigar. Así de simple, de brutal. Eso no sucede en países lejanos, ocurre en muchas de nuestras ciudades sin que nadie parezca escandalizarse por ello.
El diario ABC publicó el lunes un reportaje en el que a un redactor de la sección de Madrid le ofrecían una niña de 14 años por 6.000 euros. También los tullidos están muy cotizados. En el caso de las chicas hay dos formas de comprarlas: casándolas con algún miembro de la red mafiosa que las va a esclavizar, o pagando una cantidad de dinero, como si fueran un simple objeto.
Cada niño tiene que recaudar unos 50 euros al día, y cada grupo controla en torno a una decena de ellos. La mayoría del dinero acaba en manos de los jefes, que viven cómodamente en su país.
Por supuesto, si los niños o los mutilados no consiguen los objetivos reciben palizas, o simplemente no les dan de comer. Esto ocurre en España en pleno siglo XXI.
El Gobierno rumano parece que mira hacia otro lado. De poco han servido los intentos de las autoridades españolas de que la Fiscalía de ese país investigue el patrimonio de los jefes de estos grupos criminales instalados en Braila y Tandaréi, desde donde más mendigos gitanos se 'exportan' a España.
El Inspector Jefe de la Unidad Central de Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales (UCRIF), José Nieto, ha contado en 'La Tarde', en la sección 'Expediente Expósito', que lo que hacen las mafias rumanas con estos menores y discapacitados es "crimen organizado", por lo que pide tener una "vista global" para darse cuenta de que el que pide en las calles "no es libre". "La gente no lo ve como víctimas, lo ve como ladrones que están robando para ellos", asegura Nieto.
Según el Inspector Jefe, esta actividad es "otro tipo de trata", una especie de "trata de la mendicidad". "Utilizan a los menores de edad porque saben que no les van a detener".
Además de Nieto, los periodistas de investigación que participan en 'Expediente Expósito', Cruz Morcillo y Pablo Muñoz, han hablado de un asunto protagonizado por dos mandos policiales que han acabado con sus huesos en la cárcel acusados de cohecho, blanqueo, pertenencia a organización criminal e inmigración ilegal. Uno de ellos, el comisario jubilado José Villarejo, que ha pasado media vida en las cloacas del Estado, según él haciendo grandes servicios a España, aunque en este tiempo ha amasado una fortuna que ahora está bajo sospecha.
A Villarejo, Pablo Muñoz lo define como "el perejil de todas las salsas", ya que su nombre aparece el informe Veritas, la operación Cataluña, el caso del pendrive de los Pujol, el caso de la novia de Junior, el caso del pequeño Nicolás, el del ático de Ignacio González, el de la doctora Pinto...
El otro protagonista de esta historia es el comisario principal Carlos Salamanca, jefe de la Unidad Central de Redes de Inmigración y Fronteras y que durante muchos años ocupó un puesto especialmente delicado: jefe de la comisaría del aeropuerto de Barajas.
La investigación puede deparar todo tipo de sorpresas por las relaciones de ambos, que abarcan jueces, fiscales, empresarios de prensa, periodistas y también porque Villarejo alardeaba de grabar todas sus conversaciones.
Hay gente influyente que está tan preocupada por estos hechos, según Cruz Morcillo porque "algunos de ellos han sido clientes de Villarejo y Salamanca, que cobraban, en palabras de Anticorrupción, por hacerles "especiales servicios de inteligencia" aprovechando sus cargos, sensibles para la seguridad nacional'".
"Por ejemplo -continúa Morcillo-, es muy conocida la relación de Villarejo con un conocido empresario de prensa. Veremos hasta dónde llegaba esa relación. Hay que recordar que Villarejo alardeaba de saber todo de casi todo, y de que tenía información para poner el Estado patas arriba".