Los vecinos de un pueblo deciden echar al alcalde por cerrar el único bar

El pasado sábado firmaba un artículo Andrés Calamaro en el ABC en homenaje a los bares. Decía en “El Palentino” que “tanto en la gran ciudad como en plena carretera, en ciudades chicas, pueblos o aldeas, el bar es el epicentro del ocio y la vida social”.

Y lo que ha pasado en un pequeño pueblo en Teruel demuestra hasta qué punto es importante un bar para los vecinos.

Marisol Tristán tiene 55 años. Nació en Alicante pero su pareja decidió restaurar una casa en Jabaloyas, un pequeño pueblo de Teruel de menos de 100 habitantes. Después de muchos años yendo de vacaciones y disfrutando los puentes en este pueblo, los vecinos le ofrecieron quedarse el único bar que había, incluido el alcalde.

Tres años, en concreto desde el 2017 han estado llevando el bar Los Diezmos. Marisol se hizo un hueco cada vez más grande en el pueblo pero las cosas empezaron a no ir bien con el alcalde y él decidió cerrar su local. Los vecinos quisieron impedirlo a toda costa recogiendo firmas, pero, nada. Así que lo que han hecho es una moción de censura y han terminado echando al edil.

Ahora, Jabaloyas tiene un nuevo alcalde, pero el único bar del pueblo sigue cerrado. ¿Lo van a volver a abrir? Posiblemente, porque una pareja ha optado a él, así que detrás de la barra ya no estará Marisol Tristán. Así lo ha confirmado en Mediodía COPE.

También ha contado lo que el bar ha supuesto en su vida y cómo le ha minado el hecho de tener que dejarlo hasta el punto de no querer volver a trabajar en él.

“Te vas a un pueblo porque es más tranquilo, conoces ya la gente de ir otros años, te piden que te quedes con el bar y tú pues te lo quedas y empiezas a trabajar y a la gente le gusta y te quieren y bueno pues creas casi una familia porque en invierno aquí somos 15”, ha recordado Marisol sobres sus años trabajando en el bar.

También ha recordado su disposición continua a que el bar se convirtiera en un lugar de encuentro para los vecinos: “Si querían una tarde de invierno jugar a las cartas y había la posibilidad porque se juntaban cuatro, pues les abría el bar, al principio se hacían manualidades, se juntaron un grupo de mujeres mayores del pueblo incluso venían al bar a hacer las manualidades y yo me sentaba con ellas, hacíamos merienda, charlábamos, nos reíamos, pues lo que es un bar de pueblo”.