Dios utiliza nuestra amistad para construir

Hoy quiero compartir con vosotros la carta de un grupo de universitarios católicos que han estado ayudando estos días en los pueblos de Valencia más afectados por la DANA. Hablan de una situación devastadora donde todo tiene el color del barro, que llega hasta los tobillos, y se preguntan: ¿dónde hay esperanza?, ¿dónde podemos ver a Cristo? “Durante estos días, afirman, nos vemos sorprendidos por cómo la amistad con los compañeros de nuestra comunidad nos sostiene frente a la dureza de lo que vemos… es evidente cómo Dios está utilizando nuestra amistad para construir”. Reconocen estar impresionados por la cantidad de voluntarios que se ponen en marcha para ayudar todos los días: la misericordia de Dios actúa utilizando todos estos rostros que tienen ese deseo de bien en el corazón. 

También están conmovidos al ver la esperanza y el agradecimiento en los rostros de la gente que está sufriendo. Una familia estaba tan agradecida porque les habían quitado el barro de la calle, que no les dejaron comer los bocadillos que llevaban y los invitaron a su propia casa a comer con ellos. Mientras limpiaban la iglesia de un pueblo, se acercó una mujer, sorprendida porque nunca había visto sus rostros en esa parroquia, y les preguntó: “¿de dónde venís, del Cielo?”. Viendo lo mucho que hay por hacer, puede parecer que su ayuda es poca cosa, pero han descubierto que son instrumentos en manos de Otro: “todo lo que tenemos que hacer es entregarlo todo y Dios construirá con eso”.

Frente a las preguntas originadas por el dolor de esta desgracia, dicen, “lo único que se nos viene a la cabeza es la imagen de Cristo en la cruz como el Dios que no abandona a su pueblo, que lo acompaña en su sufrimiento y a la vez es el fundamento de su esperanza… Esto no nos quita el sufrimiento y la tristeza frente a esta realidad, pero hoy podemos gritar más fuerte que Cristo es la única respuesta”. Ellos sólo piden seguir siendo acompañados por la Iglesia.