La firma de José Luis Restán: Una iglesia que aprende de nuevo a andar

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Algunos recordarán la película “Los gritos del silencio”, que narraba el genocidio llevado a cabo por los jemeres rojos a mediados de los años 70 del pasado siglo. La pequeña iglesia camboyana sufrió terriblemente aquellos días, y acaba de abrir el proceso para la proclamación del martirio del obispo Joseph Chhmar Salas y 34 compañeros.

Bajo el régimen de los jemeres rojos, la Iglesia lo perdió “casi” todo: no había obispos, ni sacerdotes, ni religiosas ni catequistas. Los pocos católicos que quedaban se escondieron. Sólo en 1990 se autorizó el culto y las comunidades cristianas salieron a la luz y se fueron reconstituyendo poco a poco. El Sábado Santo de ese año, 1.500 cristianos se reunieron en un teatro para celebrar la Pascua por vez primera desde la persecución. Se calcula que unos 2.000 fieles habían sobrevivido al régimen de terror de los jemeres rojos.

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