Gracias, el camino sigue
Escucha la Firma de José Luis Restán del lunes 24 de marzo

Escucha la Firma de José Luis Restán del lunes 24 de marzo
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El pasado sábado conocimos que el Papa había nombrado a monseñor Bernardito Auza, hasta ahora Nuncio Apostólico en España, Nuncio ante la Unión Europea. El primer filipino que ha representado al Papa en España deja nuestro país tras cinco años y medio de intenso trabajo en los que ha visitado a y conocido a fondo las múltiples realidades eclesiales de nuestro país, y ha contribuido a renovar una parte importante de nuestro episcopado. No está prescrito que un nuncio tenga que amar al país en el que desempeña su tarea. Pues bien, monseñor Auza ha amado a España y ha tenido una clara conciencia de lo que nuestro país ha supuesto en la historia de la Iglesia. Filipinas tiene mucho que ver con eso.
En el clima de polarización enfermiza que nos envuelve, a veces también en la Iglesia, lo que debería ser un adiós lleno de gratitud se ha convertido para algunos en ocasión para el ajuste de cuentas o los análisis maliciosos. Hay quien ha hablado de “decepción” en el Vaticano, y quienes le han dibujado como un “resistente” a los designios del Papa, unos para celebrarle y otros para injuriarle. Qué desatino. Don Bernardito habrá acertado y se habrá equivocado, como todos, pero siempre desde la más absoluta fidelidad al Papa, lo que implica mantener su libertad de análisis y de criterio y, después, acoger con plena disponibilidad la decisión.
Monseñor Auza deja los cielos velazqueños de Madrid por las brumas de Bruselas. Llega al centro de las instituciones europeas en un momento en que se está replanteando, de forma dramática, el camino de la Unión, y en esto será más necesaria que nunca la palabra y la presencia de la Iglesia. Aquí, nos deja el recuerdo de su amabilidad, inteligencia y humor, pero mucho más aún, de su condición de hombre de Dios y servidor de su Iglesia, con libertad y sin descanso. Gracias, el camino sigue.