Cuentan que Jesús resucitó al tercer día
En una sociedad muy secularizada, la celebración de la Pascua sigue provocando reacciones, a veces inesperadas, en los medios de comunicación
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En una sociedad muy secularizada, la celebración de la Pascua sigue provocando reacciones, a veces inesperadas, en los medios de comunicación. Por ejemplo, el artículo del filósofo Fernando Savater en The Objetive, titulado “Al tercer día”. En él manifiesta su respeto por los creyentes, incluso una cierta “envidia”, aunque sostiene que no comprende las definiciones que se dan de Dios, y carga contra el empeño de deducir científica o filosóficamente su existencia. Se podría hablar ampliamente sobre la crítica de Savater a los intentos de sustentar racionalmente la existencia de Dios, pero no es eso lo que me sorprende e interesa de su artículo, sino el momento en que afirma: “yo sólo me atrevería a llamar Dios a un algo más que hiciera posible lo imposible, y eso no lo encuentra uno mirando por un telescopio o un microscopio”.
Me reconozco en esa afirmación de Savater: Dios es el único que hace posible lo que para las fuerzas del hombre es imposible. Ese es, precisamente, el contenido del anuncio pascual. En Jesús, la muerte ha sido vencida. La muerte final y todas las pequeñas o grandes muertes que nos acompañan a lo largo de la vida, las divisiones, los fracasos, las traiciones. Y también tiene razón al decir que eso no lo encontramos como resultado de una investigación científica. Lo encontramos, si sucede, porque encontramos a alguien, a personas en quienes ese “imposible” sea humanamente comprobable. Eso es lo que reconoció en algunas personas un gran amigo de Savater, Mikel Azurmendi, y eso le condujo de vuelta al hogar de la Iglesia.
Dice bellamente Savater que, de pequeño, tuvo la suerte, que luego malgastó, de que sus padres le llevaran a la iglesia en Jueves y Viernes Santo para asistir a la lectura del relato de La Pasión… Y confiesa que su recuerdo más nítido “es una sola palabra, que caía con tono grave de labios del Redentor torturado: tengo sed”. Concluye el artículo con esta singular afirmación: “yo no puedo pasar de ahí, pero cuentan que Jesús resucitó al tercer día”. Pasan los siglos, pero este anuncio no puede dejar de interpelar al corazón humano.