Tormenta sobre Hong Kong
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Tormenta sobre Hong Kong
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Ya nadie puede llamarse a engaño. Las libertades, que un día distinguieron a la ciudad de Hong Kong, se apagan cada día a golpe de represión. El régimen comunista chino está poniendo en marcha un giro autoritario que tiene en el foco a la prensa libre, a la universidad y a los empresarios. En apenas un mes, tres medios independientes, Citizen News, Stand News y Apple Day, han sido clausurados invocando la ley de Seguridad Nacional, y varios de sus directivos están en prisión. Para el Gobierno chino, quienes defienden los valores democráticos son sencillamente traidores, y por tanto deben ser silenciados.
Hace pocos días fue desmontada una estatua en el campus universitario, que recordaba la masacre de Tiananmen. Ya no se podrá recordar libremente, como durante años en Hong Kong, el coraje y la búsqueda de la verdad que encarnaron los estudiantes chinos que se levantaron en 1989 contra la dictadura, una dictadura que avanza imparable para tomar el control de la vida de los hongkoneses.
Todos los ojos se vuelven ahora hacia la dinámica comunidad católica de la ciudad, con numerosas obras educativas y sociales. Hace pocos días, una delegación de funcionarios chinos mantuvo un encuentro con varios responsables de la diócesis de Hong Kong para transmitirles la necesidad de avanzar en la “sinización” de la fe, el eufemismo que utiliza el régimen para justificar el control de las comunidades religiosas. La Santa Sede intenta asegurar, mediante el diálogo, las condiciones básicas de seguridad y libertad para la comunidad católica. Pero que nadie se haga ilusiones. Difícil tarea la que espera al nuevo arzobispo, Stephen Chow, que acaba de asumir esta carga, nunca mejor dicho.