Esperanza y diplomacia: la lógica del encuentro

Como cada comienzo de Año, Francisco ha recibido esta semana a los ciento ochenta y cuatro embajadores acreditados ante la Santa Sede. En esta ocasión hizo un llamamiento al diálogo con todos para romper las cadenas del odio. 

El Papa abogaba por una diplomacia de la esperanza, de la libertad, del perdón y de la justicia, que desea pueda lograrse en este año del Jubileo, superando la lógica de la confrontación para abrazar en su lugar la lógica del encuentro; todo a través de la recuperación de aquellos elementos de los que se carece en medio de las divisiones y fracturas.

El diálogo teniendo siempre muy presente el respeto de los derechos humanos, señalaba Francisco, el único camino para romper las cadenas del odio y de la venganza que aprisionan y para desactivar los dispositivos del egoísmo humano, del orgullo y de la arrogancia. Una diplomacia capaz de vendar las heridas de los corazones rotos por el martirio.

También, como no, tuvo una mirada especial hacia la paz la necesidad de libertad religiosa, con una condena rotunda en la persecución contra los cristianos en continentes como África y Asia, pero también esas otras formas más maquilladas en su limitación en Europa mediante normas jurídicas y prácticas administrativas.

Y un último apunte en torno a su preocupación por las migraciones en tantos lugares del mundo, todavía cubiertas por una nube oscura de desconfianza; personas que se juegan la vida por un futuro mejor, que deben dejar de ser consideradas como un problema a gestionar. Porque detrás de la dignidad de cada una de ellas hay una historia particular con sus necesidades, miedos, aspiraciones, sueños, capacidades y talentos.

Un repaso pues a los retos diplomáticos de este 2025 con el deseo de que sea, como pedía el Papa, un año de gracia, rico de verdad, perdón, libertad, justicia y paz.