Ángel Correas: “Los datos son preocupantes, aunque el gobierno quiera que sigamos viviendo en un espejismo”

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Julio se despide como el peor mes para el empleo desde que hay registros: la Seguridad Social perdió cotizantes, algo que no ocurría en un mes de julio desde que en 2002 comenzó la serie histórica. Además, el paro subió por primera vez en 14 años en este mes. Y si en pleno verano, con la campaña turística a tope, el mercado laboral echa el freno ya te adelanto que es para preocuparse. Vamos por partes.

En cuanto al paro registrado, es decir el número de personas inscritas en los Servicios Públicos de Empleo, aumentó en 3.230 desempleados. No ocurría algo así desde julio de 2008 cuando se acusaba ya la incipiente crisis financiera. La explicación que da el Gobierno es que las contrataciones se adelantaron a junio por la previsión de una temporada turística excepcional. Sin embargo, llama la atención que sea, precisamente, el sector servicios el que presente los peores datos: 11.000 parados más. El número total de desempleados se mantiene por debajo de los tres millones pero no hay que olvidar que en julio no suele subir el paro y esto supone una luz roja que alerta de lo que puede estar por venir.

También los datos de afiliación a la Seguridad Social hacen que se enciendan todas las alarmas: se destruyeron cerca de 7.400 empleos. Es una pérdida de cotizantes que no se había visto en ese mes en toda la serie histórica que comienza en el 2002. Es decir, en lo que llevamos de este siglo todos los meses de julio el sistema ha visto incrementados sus trabajadores y nunca se habían registrado descensos. Por eso, los economistas temen que estos datos adelanten un cambio de tendencia.

Por bajar, baja hasta la contratación indefinida: tres puntos menos que el mes anterior.

En definitiva, parece que se desinfla el dinamismo que viene experimentando el empleo desde que pasamos lo peor de la pandemia, puede ser el fin del efecto rebote: cuando algo baja mucho, después sube tanto o más que lo que descendió. Pero esa inercia parece que se está agotando.

El Gobierno dice ahora que es culpa de la incertidumbre internacional, aunque Pedro Sánchez se había escudado precisamente en los buenos datos de empleo para defender su gestión económica en estos últimos meses, desde que comenzó la guerra de Ucrania.

Pero, visto lo visto, se va a tener que ir buscando otros argumentos para seguir en la Moncloa, y es que el empleo, junto con los precios y el crecimiento son los tres termómetros que nos dicen cómo está la salud de un país, y dos de esos indicadores ya nos dicen que el paciente no está sano: el empleo cerró el peor mes de julio de la historia y los precios rozan el 11%, el peor dato desde hace casi cuatro décadas. Solo el Producto Interior Bruto sigue en verde, de momento, porque algunos expertos hablan ya de recesión en la recta final del año. Los datos son los que son, y son para preocuparse, aunque el gobierno de Pedro Sánchez quiera que sigamos viviendo el espejismo de “un verano feliz”.

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